En enero de 2022, cuando en España aún nos estábamos recuperando de la erupción del volcán de La Palma, que había tenido lugar cuatro meses antes, el mundo entero se aprendió el nombre de otro volcán, el Hunga Tonga. Ubicado bajo el agua del océano Pacífico, su estallido provocó una catástrofe planetaria. Más de dos años después, algunos expertos aseguran que aquel incidente es la causa del inexplicable aumento de temperatura del mar Mediterráneo que desconcierta a los científicos. Pero se trata de un tema controvertido. Veamos por qué.

Lo primero que hay que decir es que la erupción del Hunga Tonga pilló por sorpresa a la comunidad científica. «En general las erupciones volcánicas pueden pronosticarse en parte. Con los terremotos prácticamente no tenemos avisos previos, pero los volcanes suelen dar señales. Pero sucedió en una zona muy aislada, donde no había instrumentación para hacer mediciones. Y al ser un volcán prácticamente submarino en su totalidad no se pudo pronosticar», explica Itahiza Domínguez, sismólogo en el Instituto Geográfico Nacional.

El hecho de que sucediera bajo el agua fue clave. «La diferencia entre las erupciones en superficie y las submarinas está en los efectos que se producen, porque el mar normalmente los suaviza. En 2011 hubo una erupción submarina cerca del El Hierro que prácticamente no tuvo efectos en tierra, y solo produjo una mancha en el mar, a pesar de que fue más duradera y seguramente expulsó más material que la erupción del volcán de La Palma», ilustra Domínguez.

Aún así, las consecuencias de aquello fueron graves. La erupción arrasó las dos islas más cercanas (por suerte, inhabitadas) y provocó una serie de tsunamis que afectaron a las costas numerosos países. Un estudio del CSIC aseguró que la Tierra vibró durante 8 horas tras lo ocurrido, y las ondas atmosféricas que se generaron recorrieron dos veces el planeta.

Pero quizás lo más llamativo fue que el Hunga Tong evaporó mucha agua de mar, generando vapor de agua que llegó a más de 144 kilómetros de la superficie de la Tierra, más allá del límite del espacio exterior. «Aunque todavía estamos revisando más datos históricos, hasta ahora nunca habíamos visto nada parecido. La erupción de este volcán puede ser un acontecimiento único», señalaron desde el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins (EEUU).

«Al ser una erupción submarina es complicado compararla con otras, aunque probablemente haya sido una de las más fuertes del siglo. Pero desde luego es una de las más curiosas de la historia. No hemos visto nunca una explosión así, y la tenemos fotografiada por satélite. Por eso es interesante estudiarla para ver los potenciales peligros que las calderas volcánicas submarinas pueden causar. No es fácil investigar los volcanes submarinos, porque es necesario coger rocas de las profundidades y estudiarlas. Pero es una ventana al futuro, porque lo del Hunga Tonga fue una catástrofe», sostiene Domínguez.

Impacto en el clima mundial y en el Mediterráneo

Por lo general las erupciones volcánicas suelen producir un enfriamiento en el clima, porque la ceniza y el azufre que expulsan bloquea la llegada de la luz solar a la Tierra. El ejemplo más claro es el estallido del volcán indonesio Tambora en 1815, la más grande que la humanidad ha conocido, que provocó que Europa y otros lugares del mundo vivieran «El año sin verano».

Sin embargo, algunos estudios apuntan a que el Hunga Tonga pudo generar el efecto contrario, calentando aún más la Tierra. La razón sería la gran cantidad de vapor de agua expulsado a la atmósfera (se estima que fueron 146 millones de toneladas), que actuaría como un gas de efecto invernadero. Pero aquí ya entramos en un terreno movedizo, porque, de acuerdo con Domínguez, no hay un consenso científico sobre este tema.

En esas llegamos al año 2024 todavía con muchas preguntas sobre la erupción del Hunga Tonga. Pero a los científicos les ha llamado mucho la atención algo, y es que el mar Mediterráneo lleva tres años sufriendo una anomalía de temperatura muy grande. Justino Martínez, investigador del Institut Català de Recerca per a la Governança del Mar (ICATMAR) y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), que pertenece al CSIC, explicó en este periódico que las aguas del Mediterráneo llevan décadas calentándose por el cambio climático. Pero desde 2022 hasta ahora hemos vivido un salto para el que los científicos, sencillamente, no tienen explicación.

Hay dos opciones. O bien el calentamiento global se ha acelerado mucho en el Mediterráneo, o bien hay algo que los expertos hayan pasado por alto. En ese sentido, Martínez apuntaba que algunos estudios sostenían que la razón podría ser el impacto de la erupción del Hunga Tonga. Pero, ¿qué hay de verdad en esto? «Hay algunas investigaciones a favor de esa teoría y otras en contra. Así que está por ver si realmente aquella erupción esta afectando al Mediterráneo», detalla Domínguez. De nuevo, la respuesta no está clara.

Aún así, algunos expertos tienen clara su postura. Es el caso de Joan Martí Molist, Doctor en Geología por la Universidad de Barcelona e investigador en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, adscrito al CSIC: «La duración de los efectos de la erupción del Hunga Tonga no debería ser mayor que otras erupciones históricas similares (Krakatoa o Tambora en el siglo XIX). Por ello, la afectación de la temperatura del Mediterráneo debido a los efectos de esta erupción es muy improbable, porque la cantidad de energía necesaria para generar este cambio térmico en toda la masa de agua del mar es muy superior a la liberada durante dicha erupción».

La conclusión es la de siempre: hay que seguir investigando. Pero en este caso, con más razón aún, porque el Hunga Tonga sentó un precedente y nos dejó muchas incógnitas que, como explica Domínguez, estamos tratando de resolver: «Esa caldera se conocía, pero no se esperaba algo tan fuerte. Por eso se abrió el melón de investigar más los volcanes submarinos, incluso aunque no sean muy activos o sean extintos. El problema es que no hay vulcanólogos suficientes en el mundo, porque hay miles de volcanes que investigar. Pero se está trabajando en ello».

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