El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha querido cerrar filas con los Mossos d’Esquadra después de que la fuga de Carles Puigdemont la semana pasada, durante el pleno de investidura, pusiera en entredicho al cuerpo por el dispositivo realizado. Por eso, su primer acto como presidente ha sido visitar este miércoles, acompañado de la nueva consellera d’Interior Núria Parlon, el complejo de Mossos en Egara. Allí se ha reunido con la Prefectura, encabezada por el comisario jefe Eduard Sallent, con mandos policiales así como representantes de sindicatos policiales.
En una breve intervención sin preguntas, Illa ha querido sacar a los Mossos del ojo del huracán en el que están desde la fallida detención de Puigdemont al asegurar que quiere mantener a los hombres y mujeres que forman el cuerpo «alejados de la confrontación política«, tal y como le ha solicitado la nueva consellera d’Interior Núria Parlon, y por eso «voy a garantizar las condiciones para que sea posible».
Illa ha asegurado que los Mossos tienen «el apoyo total del Govern», ya que son una «parte esencial del autogobierno» de Cataluña al realizar un servicio público. Por eso, ha recordado que la seguridad «es un derecho para todo el mundo» y se ha comprometido a llevarla «a todos los puntos de Cataluña».
«Tenemos una buena policía, pero siempre se pueden hacer las cosas mejor», ha remarcado Illa quien ha recordado los «principios rectores del cuerpo: servir y proteger». «Queremos un cuerpo de Mossos para todos en esta nueva etapa para afrontar la seguridad ciudadana» de Cataluña, ha indicado el presidente.
Por eso, ha destacado que los propios mossos le han pedido hacer su labor «con rigor y serenidad» y ha señalado que mantiene su intención de ampliar los efectivos del cuerpo a 22.000 en 2030. «Ser mosso es más que un trabajo, es una forma de vivir y comprometerse con la sociedad. Hay personas que ayudan a personas y como catalanes debemos estar orgullosos de la policía que tenemos», ha concluído Illa.