La Alpujarra es un ejemplo de refugio andaluz frente a las temperaturas que se registran en verano. Granada es una provincia donde pueblos alpujarreños como Cáñar multiplica en verano por cuatro su actual población.
En la actualidad, esta localidad conocida como “El Balcón de La Alpujarra” y “El mirador de África”, tiene 350 personas empadronadas. Sin embargo, en 1870 llegó a tener Cáñar más de un millar de habitantes. En los años cincuenta del pasado siglo comenzaron las migraciones. La gente empezó a irse a Cataluña, Bilbao o Asturias mientras que Cañar se quedó vacío.
Años después, estos habitantes han vuelto a disfrutar de su jubilación en la tierra que los vio nacer. También un gran número de viviendas han sido reformadas por sus propietarios “guardando el estilo tradicional alpujarreño” según nos informa Manuel Álvarez, el alcalde de Cañar.
En época estival, la Alpujarra se llena de paisanos que vuelven porque les tiran sus raíces, y de paso festejan festividades como Santa Ana, San Joaquín y se divierten en las actividades de verano que organiza el Ayuntamiento.
La gente emigró para poder trabajar y prosperar. “Cañar tan solo posee dos bares, una tienda de comestibles, una consulta médica que atiende los lunes, miércoles y viernes. También una farmacia. Además, acude un panadero de fuera todos los días y un pescadero dos veces a la semana, los miércoles y los sábados”, ha manifestado la máxima autoridad de Cáñar.
Esos sitios donde convergen pasado, presente y futuro
En estos meses de julio y agosto, las ciudades se vacían y los pueblos se llenan.
Es ese momento donde se enredan y entrelazan en ese árbol imaginario que atrapa familias, momentos de tranquilidad, de volver a la raíz. A las puestas de sol, a las almas que florecen en la serenidad de un espacio que el resto del año se vacía.
Allí es donde uno se recupera del trajín de la vida de ciudad. En el más absoluto silencio estival, las horas quedan inmóviles, suspensas en el aire. Son los “años de niñez en que el tiempo no existe, cuando unas horas o un día son cifras de la eternidad” que reflexiona Luis Cernuda en su libro Ocnos. A revivir aquella nostalgia sanadora.
Antecedentes
El casco urbano de Cáñar se encuentra a 1.029 de altitud sobre el nivel del mar. El “Tajo de los Machos” se encuentra en el punto más alto del municipio, a 3.086 metros de altura. Los árabes llamaron a Cáñar Gebel “La Montañosa”. Tras la conquista de Granada por los cristianos, la insurrección de Abén Humeya desembocó en una revuelta general de los moriscos del Reino de Granada contra Felipe II que fue sofocada por Juan de Austria. La población morisca fue expulsada y Cáñar se repobló con colonos cristianos. Desde Cáñar parten interesantes senderos y rutas a Tello-Puente Palo, Lanjarón, Soportújar, Bayacas, Caratáunas, Órgiva, etcétera. Cáñar fue uno de los lugares preferidos del periodista, escritor y locutor Rafael Gómez Montero. El Ayuntamiento de Cáñar se encarga, entre otras cosas, de mantener muy limpio el pueblo.
En ellos uno siempre se reencuentra con sus recuerdos, muchos asociados a personas que formaron parte de aquellas inolvidables aventuras estivales que se convirtieron en leyenda de verano. Porque en aquellos veranos sin tiempo había tiempo para todo y más. Ni vacaciones Santillana, ni Cuadernos Rubio, ni, por supuesto, TikTok.
Los veranos eran para vivirlos a la fresca, aprendiendo a nadar en el mar, el rumor de los grillos que nunca se escuchan en la ciudad como sintonía del cielo estrellado, ese que tampoco se ve en tu barrio. Ahora ya se puede observar todo eso que le han enseñado en el colegio sobre astronomía para principiantes: aquí está la Osa Mayor y eso que brilla tanto es Venus. Y de vuelta a casa, los mosquitos no descansan.
Paqui contrajo matrimonio con un vecino de Cádiz y tuvieron dos hijos: “Todos los años acudimos en verano a Cáñar porque nos encanta nuestro pueblo. Nos juntamos muchos de la familia. Dentro de unos días marcharemos a Cataluña y ya iremos contando allí los días para poder regresar a Cáñar, uno de los pueblos más bonitos y saludables de La Alpujarra granadina”, dijo orgullosa de su pueblo.