La invasión rusa de Ucrania ha evidenciado graves deficiencias en las fuerzas armadas de Rusia, incluyendo el anticuado y poco confiable portaaviones Almirante Kuznetsov, el único de su tipo en el país.

Este buque, botado en 1995, opera con el combustible Mazut, una tecnología obsoleta que genera ineficiencias operativas y una notable emisión de humo negro visible a gran distancia.

La obsolescencia del Almirante Kuznetsov es un reflejo de las carencias más amplias en las capacidades militares de Rusia, que se han puesto en evidencia durante la guerra en Ucrania. La decisión de Vladimir Putin de iniciar la invasión ha resaltado las debilidades del aparato militar ruso.

Aunque Rusia tiene la capacidad de diseñar y producir armamento moderno, la mayor parte de su fuerza de combate sigue siendo anticuada y de baja calidad.

Almirante Kuznetsov

Las tropas rusas, que han desplegado tanques y aviones de la era de la Guerra Fría en Europa del Este, no han logrado mantener un control significativo del territorio ni establecer una superioridad aérea sobre un oponente relativamente débil que depende en gran medida del apoyo occidental.

En el ámbito naval, la situación no es mejor. El acorazado Moskva, buque insignia de la flota del mar Negro, fue hundido al inicio de la guerra. Por su parte, el Almirante Kuznetsov no ha participado en la guerra y es improbable que lo haga.

El portaaviones Kuznetsov, botado en 1995, fue diseñado con metas menos ambiciosas en comparación con sus contrapartes estadounidenses. Mientras que los superportaaviones de Estados Unidos son impulsados por energía nuclear para proyectar poder global, el Kuznetsov opera con combustible petroquímico, destinado únicamente a apoyar la flota de superficie y submarinos rusos

A diferencia de los portaaviones estadounidenses, que pueden permanecer en el mar por períodos de hasta 25 años, el Kuznetsov tiene una autonomía limitada de 45 días, siempre que esté en condiciones de navegar.

Almirante Kuznetsov

El Kuznetsov ha estado desactualizado durante décadas. Esto se debe a que utiliza Mazut, una sustancia viscosa similar al alquitrán, que emite densas nubes negras de humo, visibles a kilómetros de distancia. Además, este combustible es odiado por los marineros, ya que su residuo se adhiere a la ropa y la piel, y no se elimina fácilmente. Estas desventajas han llevado al Mazut a quedar obsoleto hace más de cincuenta años.

En la mitad del siglo XX, el Mazut era una fuente de energía naval común debido a su alta relación volumen-energía, lo que lo hacía popular para barcos tanto comerciales como militares antes de que aparecieran combustibles más limpios y eficientes. Sin embargo, hoy en día, los constructores navales prefieren sistemas de energía nuclear y turbinas de gas.

Según Robert Beckhusen, “el Almirante Kuznetsov ha tenido una historia problemática”. Relató incidentes como la muerte de un marinero en 2009 cuando el portaaviones se incendió durante una misión en el Mediterráneo y el derrame de cientos de toneladas de combustible al mar durante el mismo despliegue. Además, las turbinas de vapor del buque están en tan mal estado que requiere la escolta de remolcadores en caso de avería. Beckhusen subrayó la ineficacia del Kuznetsov: “El portaaviones apenas cumple con su función básica de lanzar cazas, y cuando lo hace, utiliza una rampa de proa en lugar de catapultas de vapor, lo que limita el peso de despegue de los aviones y reduce su tiempo de patrulla”.

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Almirante Kuznetsov

La descripción que Beckhusen hace del Kuznetsov refleja los problemas generales que han enfrentado las fuerzas rusas durante la invasión de Ucrania: un esfuerzo ineficaz, que ha colapsado bajo el peso de una logística y tecnología deficientes.

Aunque el Kuznetsov no ha participado en la guerra ruso-ucraniana, y es poco probable que lo haga, este portaaviones no ha navegado desde 2017, cuando fue desplegado frente a las costas de Siria.

Desde entonces, el Kuznetsov ha estado en un prolongado proceso de reparaciones y modernización, con la expectativa de añadir 25 años más a su vida útil. Sin embargo, los trabajos han sufrido numerosos retrasos, generando dudas sobre si el portaaviones volverá a surcar los mares alguna vez.

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