La relación entre mitología y fútbol es estrecha. No solo porque los futbolistas, y en general los atletas, sean una suerte de emblemas de la religión politeísta que es el deporte. Algunos clubes como el Ajax de Ámsterdam, el Hércules de Alicante, el Heracles Almelo o el Atlas de Guadalajara están íntimamente relacionados con este conjunto de mitos. También el Atalanta de Bérgamo, rival del Real Madrid en la Supercopa de Europa, y con el que guarda una íntima y curiosa relación, precisamente, a través de la heroína que le da nombre.
Atalanta es una figura de la mitología griega. Era la hija del rey Calidón, quien la abandonó al nacer, porque él deseaba un hijo varón. Fue rescatada y criada, primero por una osa, y después por cazadores. Consagrada a la diosa Artemisa, se convirtió en una experta cazadora. Este mito tiene que ver con una figura femenina que despertó la admiración del pueblo heleno, por su arrojo y destreza militar. Atalanta es el rostro femenino que aparece en el escudo del club fundado originalmente en 1907, pero que en 1920 se fusiona con otro equipo de la zona, el Bergamasca.
Atalanta, condenada, tira del carro de la Cibeles
Ambas denominaciones están en el nombre oficial de la entidad: Atalanta Bergamasca Calcio, conocido por el nombre de una heroína que además le ha valido su apodo: ‘La Dea’, en castellano, ‘La Diosa’, aunque Atalanta no fuera como tal una divinidad. La cazadora mitológica ha estado siempre en el escudo de la entidad prácticamente durante toda su historia. Primero, de cuerpo entero, después con el perfil que se ha difundido ampliamente, junto con los colores negro y azul, por éxitos como la conquista de la Europa League 2023/2024.
Curiosamente, Atalanta está presente en uno de los símbolos del madridismo: la Fuente de Cibeles, donde el ganador de 15 Copas de Europa celebra sus títulos. Cibeles es la diosa primigenia, procedente de Frigia, cuyo culto fue exportado a Grecia y que también adoptarían los romanos. Los capitanes del Real Madrid se abrazan a esta estatua, que rodean con una bufanda o bandera. El grupo escultórico, además de la citada deidad, está compuesto por un carro del que tiran dos leones. Uno de ellos representa a Hipómenes y el otro a Atalanta.
Según fue creciendo, la guerrera generó el interés en muchos pretendientes, pero nunca les hizo demasiado caso. El desdén se afianzó en Atalanta tras consultar al Oráculo, quien le avisó de que si se casaba tendría un final fatal. Sin embargo, su padrastro no dejó de insistir para que buscase un marido. Al final, la cazadora decidió que solo se emparejaría con aquel hombre capaz de ganarle en una carrera, segura de que nadie lograría tal hito.
Cibeles, el lugar de culto que compartieron Real Madrid y Atlético
Entre los que intentaron el desafío estaba Hipómenes, descendiente de Poseidón, el dios de los Mares. Este hizo un trato con Afrodita para que le diera tres manzanas doradas del jardín de las Hespérides, que concedían el don de la inmortalidad. La táctica de Hipómenes era la siguiente: dejar caer los frutos en plena carrera, para despistar a Atalanta, que se pararía a recogerlas. Tal fue el asombro de la guerrera por la táctica de Hipómenes, que accedió a casarse con él por su inteligencia.
La pareja vivió años de felicidad y jolgorio, pero un acto les llevo a la ruina. Tras un día de caza entraron en un templo de la diosa Cibeles y tuvieron relaciones sexuales dentro. Esto enfureció a la divinidad, que los castigó y los condenó a tirar de su carro para la eternidad. Eso sí, nunca más podrían mirarse a los ojos, de ahí la representación fiel a la realidad del escultor Francisco Gutiérrez. De este modo, Atalanta, y por ende el club al que representa, están vinculados al Real Madrid. Aunque el lazo primero fue con el Atlético.
El club rojiblanco fue el primero en celebrar sus victorias en Cibeles, una figura que se integró en su imaginario a mediados del siglo XX. Según relata Alfredo Relaño en ‘Memorias en Blanco y Negro’, el Atlético llegó a diseñar un trofeo en el que aparecía Cibeles. En esa madrileña fuente celebró además en 1962 la Recopa de Europa lograda ante la Fiorentina. Durante años, los dos rivales de la capital alternaron una tradición (hasta que la exhibición de Butragueño en el Mundial 86 tiñó de blanco la escena), la de conmemorar triunfos en fuentes, que siguieron los hooligans en Inglaterra. Aunque en su caso, sin el valor de la ubicación, que en el caso del Atlético era muy simbólica, porque tuvo su sede en la cercana calle Barquillo.
Cantera de dioses: cómo el Ajax inspiró al Atalanta
A los que no les bastó ni una fuente ni una plaza fue a los hinchas del Atalanta la pasada temporada. Bérgamo se desbordó por completo con la celebración de una inesperada Europa League, conquistada con mérito, pero sorpresa, porque enfrente estaba el invicto Bayer Leverkusen de Xabi Alonso. Fue el segundo gran título de la historia de la ‘Dea’, junto a la Coppa Italia de 1963. Entre ambos títulos se sucedieron todo tipo de episodios como el ‘Calciopoli’, el caso de corrupción deportiva, basado en escuchas arbitrales, que sacudió al ‘calcio’ en 2005.
Pero de la necesidad surgieron herramientas tan útiles como la cantera de la que salieron jugadores como Gaetano Scirea, Antonio Cabrini o Alessio Tacchinardi o el más reciente Davide Zappacosta, santo y seña del club. La factoría de talento se creó, valga la asociacion mitológica, tras imitar el modelo del Ajax de Ámsterdam que maravilló a los italianos.
Antes de la gloriosa ‘era Gasperini’, que ha marcado un antes y un después, llegaron las semifinales de la Recopa de 1988, cuando estaba en Serie B. Ahora, la entidad que preside Antonio Percassi, empresario y exjugador del club, quiere dejar seca la Cibeles por la que no han parado de manar títulos con la pobre Atalanta tirando del carro y evitando la mirada de su amado Hipómenes.