Un incendio declarado en un tercer piso de un edificio de trece plantas en la Avinguda de Méxic (Palma de Mallorca), pudo acabar en tragedia cuando diversos vecinos quedaron atrapados en sus viviendas por la densa humareda. Un joven de 23 años permaneció más de media hora el en alféizar de una ventana, en un octavo piso de altura, con su hijo de dos años en brazos. En el suelo, dos vecinos sujetaban una pequeña manta por si saltaba al vacío y le pedían que aguantara hasta que llegaran los bomberos. El joven respondía levantando el pulgar y haciendo gestos de que estaba bien. Los bomberos intentaron acceder con una autoescala, pero no llegaban. Finalmente el joven fue rescatado por el interior del edificio cuando el fuego fue controlado y se ventiló el humo. Los servicios sanitarios tuvieron que atender a una veintena de personas intoxicadas por inhalación de humo, alguna de avanzada edad, aunque ninguno de ellos parecía estar grave.
El siniestro se ha declarado poco después de las cuatro de las cuatro de la tarde en un tercer piso de un edificio de trece plantas ubicado en el número 6 de la Avinguda de Méxic, en el Polígono de Levante de Palma. La gran columna de humo que salía de la vivienda era visible desde gran distancia y los servicios de emergencia recibieron enseguida numerosos avisos alertando del fuego que podría tener graves consecuencias.
El edificio tiene trece plantas y dos viviendas por planta, la mayoría habitadas por varias personas y varias de ellas con animales domésticos. Tras los primeros gritos alertando del incendio muchos trataron de bajar a la calle, pero se encontraron con la escalera llena de humo. El hecho de que muchas puertas y ventanas quedasen abiertas propició que la humareda se extendiera a otros pisos. Algunas vecinas se desplomaban en el suelo tras llegar a la calle, afectadas por la inhalación de humo y los nervios.
En una de las viviendas de la octava planta, un joven de 23 años que estaba con su hijo, de dos años, salió al exterior de la ventana después de que la humareda se extendiera por la escalera e invadiera su vivienda. El hombre estaba de pie sobre el alféizar de la ventana, con el pequeño en brazos. Abajo, la multitud que se congregó en la calle le gritaba que aguantara, que no saltara. El joven respondía levantando el pulgar, dando a entender que estaba bien. Abajo, dos de los vecinos sujetaban una manta extendida.
La movilización de los cuerpos de seguridad fue total. Rápidamente llegaron al lugar dotaciones de la Policía Nacional y Policía Local, que desalojaron a una parte de los vecinos y prestaron las primeras asistencias. Los camiones de los Bombers de Palma tuvieron problemas para acceder por los coches aparcados en las inmediaciones del edificio. Policías, bomberos y vecinos tuvieron que mover alguno de estos vehículos a pulso para franquear el paso.
La prioridad era el rescate del hombre y el bebé de la ventana. Los bomberos extendieron una autoescala, pero no podían llegar a donde estaban por apenas unos pocos metros. Finalmente optaron por acceder con equipos de respiración hasta la casa y sacarles a los dos por las escaleras. El hombre y su hijo pudieron salir a la calle finalmente tras permanecer una media hora en la ventana. Allí les esperaba la madre, que se abrazó al pequeño entre lágrimas. Tanto el padre como el niño parecían estar bien.
Los servicios sanitarios tuvieron que atender finalmente a una veintena de vecinos desalojados, que resultaron intoxicados por inhalación de humo. Algunos de ellos eran personas de avanzada edad, pero ninguno parecía estar grave.
Una vez sofocado el fuego, que destruyó el interior de un tercer piso, y ventilado el resto del inmueble, los vecinos pudieron volver a sus casas. Fue el turno de la Policía Científica. Un equipo de investigadores realizó una inspección para determinar las causas del siniestro.
El incendio ha provocado además una fuerte nube de humo que ha podido verse desde diversos puntos de Palma.