Para los jueces y magistrados, en especial los del Tribunal Supremo, no constituye ya ninguna novedad escuchar reproches desde diferentes ámbitos políticos tras decidir que las especiales circunstancias que rodean el proceso penal contra el hoy doblemente huido Carles Puigdemont le dejan fuera de la ley de amnistía. No obstante, esta semana parece haberse dado un paso más después de que el ministro de Transportes, Óscar Puente, haya acusado directamente al alto tribunal de extralimitarse con sus decisiones. 

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