Al menos 68 personas han fallecido y 130 han resultado heridas como consecuencias de las inundaciones de la temporada de lluvias que ha afectado a varias partes de Sudán, según el balance proporcionado por las autoridades del país, que se encuentra inmerso en un conflicto armado entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que está provocando consecuencias devastadoras a nivel humanitario.
El ministro del Interior, Maash Jalil Pasha Sairin, ha indicado que los fallecimientos se han producido por diversas razones, como derrumbes de edificios y ahogamiento. Además, 4.000 viviendas han quedado completamente destruidas y 8.000 parcialmente dañadas. A esto se suman varias decenas (alrededor de 40) de instalaciones públicas y privadas dañadas.
El titular de la cartera ha explicado que también se ha producido la muerte de animales y grandes cantidades de tierras agrícolas se han visto afectadas por el temporal. Ante esta situación, se ha formado una delegación de alto nivel de autoridades para visitar a los afectados y brindar la ayuda necesaria, además de la coordinación entre las instituciones.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, la OCHA, estimó durante el fin de semana que más de 73.000 personas se han visto afectadas, de las cuales 21.000 han tenido que abandonar sus hogares con motivo de las lluvias torrenciales.
La agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, recordó que «las personas refugiadas y desplazadas internas continúan soportando la peor parte de una situación humanitaria extremadamente grave, después de más de un año de guerra brutal» que ha provocado una situación de hambruna en uno de los campos de desplazados más grandes del país, el de Zamzam, en la región de Darfur, donde habitan más de 400.000 personas.