El dispositivo para tratar de detener a Carles Puigdemont nunca dependió del Ministerio del Interior. Fuentes del departamento de Fernando Grande-Marlaska confirman a EL ESPAÑOL que sólo se dio orden para intervenir después de que el expresidente catalán se desvaneciera tras su discurso, el jueves 8 de agosto por la mañana, en el Arco del Triunfo de Barcelona.
Hasta ese momento, únicamente los Mossos d’Esquadra habían sido activados, tal como se decidió en una de las reuniones habituales de «la Mesa de Coordinación operativa e intercambio de información e inteligencia».
Este órgano reúne de manera habitual a responsables del cuerpo autonómico, la Policía Nacional y la Guardia Civil. En la cita convocada para revisar los operativos preparados para la investidura del socialista Salvador Illa se abordaron también los dispositivos necesarios ante la anunciada aparición del líder de Junts, con día, hora y lugar, después de siete años sin (aparentemente) pisar suelo español.
La orden de detención contra él, emitida por Pablo Llarena, el magistrado que instruye el caso del procés en el Tribunal Supremo, sigue vigente en territorio español. Por eso el juez reclamó el pasado viernes información a los tres cuerpos, y a los departamento de Interior del Gobierno y del Govern sobre las circunstancias de la fuga y los operativos puestos en marcha.
Según confirma Interior, la Policía y la Guardia Civil habían ofrecido a Mossos «cualquier apoyo operativo» posible en apoyo a las dos circunstancias, «sin que fuesen requeridos tales apoyos más allá de los habituales». Es decir, la vigilancia de las fronteras, que corresponde a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y el intercambio de Inteligencia.
Pero «una vez conocida la fuga de Puigdemont el pasado jueves», explica una nota del Ministerio del Interior, se impartieron «instrucciones al jefe superior de Policía y al general jefe de Zona de la Guardia Civil, a través del delegado del Gobierno de Cataluña».
Entonces ya sí, se activaron «los recursos operativos y de inteligencia extraordinarios de ambos cuerpos» para localizar y proceder a la detención del expresident. En todo caso, se utilizaron «los recursos disponibles» para establecer un refuerzo de la vigilancia de puertos y aeropuertos de Cataluña, y controles en determinadas carreteras con paso fronterizo, «aunque las vías de alta capacidad quedaron bajo la responsabilidad de los Mossos».
Según Interior, estos dispositivos actuaron hasta la medianoche del sábado al domingo. Pero no se logró localizar al huido.