Toda burbuja financiera pasa por cinco etapas: despliegue de las inversiones en un producto prometedor, auge de los precios que atrae a nuevos inversores, euforia del mercado que sobredimensiona aún más ese fenómeno, recogida de beneficios y, por último, el pánico, en la que todo explota, como ocurrió a finales de los 90 con las puntocom. La inteligencia artificial (IA) podría encontrarse ahora en el cuarto estadio, uno de incertidumbre y tambaleo en el que cada vez más inversores temen que sus apuestas no tengan el retorno esperado.

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