Al acabar el partido sonó Rosalía. Las referencias de ‘Con altura’ emitidas por la megafonía no eran sobre el tamaño de los rascacielos que envuelven el Defense Arena, la ciudad financiera de París coronada con un gran arco que mira desde la distancia al famoso Arco del Triunfo, sino sobre una selección, la española, que acababa de proclamarse por primera vez campeona olímpica en waterpolo femenino. Fue el broche de oro complementado por una afición que celebraba el triunfo con el ruido que da ser mayoría gracias a la anticipación de la confianza o a la reventa, a través de canales oficiales entre 90 y 250 euros, de quienes creían que verían a su equipo y falló a la cita. 

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