Solo ha pasado un mes desde el final de la Eurocopa. En realidad, el fútbol nunca se ha ido, porque ha estado presente en los JJOO y en pretemporada, con las giras acrobáticas de los equipos de LaLiga por otros continentes. Pero para ser sinceros, la temporada empieza este miércoles con la Supercopa de Europa. Otrora, un torneo de verano más, pero que el debut de Mbappé en partido oficial ha convertido Varsovia en una ciudad para la peregrinación blanca. No habrá un solo asiento disponible en el Estadio Nacional para el Real Madrid – Atalanta, según ha informado la UEFA.
Más de 10.000 aficionados de España e Italia están ya en la capital polaca para vivir un duelo con más argumentos que nunca: Ancelotti puede superar a Miguel Muñoz como entrenador con más títulos, Modric puede hacer lo mismo con Nacho… Cada uno busca su argumento preferido, pero el madridismo no ha fallado a la cita. Desde primera -primerísíma- hora del martes Barajas, en sus diferentes terminales, era un hervidero de camisetas blancas. Y naranjas, porque la segunda equipación para esta temporada, inspirada en la temporada de la ‘Décima’, está siendo un éxito de ventas.
Un viaje a Varsovia en la semana estival por antonomasia
Las combinaciones para llegar a Varsovia, de todos los colores. Los más afortunados y previsores han conseguido un viaje directo desde Madrid. Los demás se las han ingeniado vía Ámsterdam, Frankfurt, París o cualesquiera aeropuerto que ofrece viajes a una ciudad enamorada del fútbol.
Lo bueno de que las camisetas se hayan convertido en una prenda más del vestuario -técnicamente a esto le llaman ‘blokecore’- es que resulta fácil identificar a los hinchas. La mayoría ha aprovechado la semana más vacacional del año en España para regalarse un viaje con el que decir que ellos vieron el primer gol de Mbappé en el Real Madrid.
Alguno ha dejado de lado ocupaciones importantes para ver el estreno de francés en el inicio del sueño cumplido de su infancia. “No sé qué hago aquí, tengo unas oposiciones en un mes, debería estar estudiando”, bromea un aficionado madridista con otro en la puerta del embarque.
Otros van con las notas ya sabidas, como una familia con varios hijos a los que les han regalado el viaje a Varsovia por sus buenas cualificaciones. Están tan preparados que llevan consigo unas pancartas hechas a mano que piden con educación, primero atención, y después una elástica de Vinicius. El gran protagonista en las últimas horas por la mareante oferta de 1.000 millones que ha llegado desde Arabia Saudí, donde se celebra la Supercopa de España.
Mbappé es el bueno de la película con el PSG
La de Europa queda más cerca y permitirá que los aficionados de carné y sentimiento presencien el primero de los siete títulos a los que el Real Madrid aspira en una temporada de más de 70 partidos. Aunque Varsovia está más cerca que Riad, alguno echa de menos que la Supercopa no se haya jugado en Francia o un país que permitiese desplazamientos más sencillos para todos.
Aunque a la vista de su disposición, si la Supercopa se hubiese celebrado en Bakú, capital de Azerbaiyán, también habrían hecho todo lo posible por acudir. El deseo de ver a Mbappé en acción compensa el madrugón. Para un grupo de seguidores andaluces, que llevan un bocado para la escala, poner el despertador a las 3 de la mañana es, nunca mejor dicho, el pan de cada día.
El foco ya se ha apagado para los deportistas olímpicos. En París se han vivido 17 días para la historia, pero para el firme y futbolero aficionado español, la capital de Francia vuelve a ser el lugar donde habita el mal, encarnado por el PSG y Nassr Al-Khelaifi. Mbappé aseguró al poco de conocerse su desvinculación con el conjunto en el que ha militado durante siete años que había sufrido “violencia” por parte de los dirigentes del club propiedad de Qatar. En su multitudinaria, presentación, con más de 85.000 almas prendadas de su mera presencia, Florentino Pérez dio validez al mensaje de resistencia que concede el perdón: “Sabemos todo lo que has hecho para estar aquí”.
Un millar de personas jalean al ‘rockstar’ Mbappé en Varsovia
El mensaje ha calado y la foto de la renovación de 2020, sonriente, con Al-Khelaifi al lado como si estuviera exhibiendo una presa, es de otro Mbappé. El de ahora sonríe todavía más, incluso después de no poder participar durante un solo minuto de la pretemporada por la lesión facial que sufrió en la Eurocopa. En Varsovia aterrizó con la cara descubierta, pero los ojos tapados con unas gafas de sol que le dan aire de ‘frontman’. Hasta un millar de personas jalearon su nombre a la llegada del hotel de concentración.
Al madridismo le ha bastado una foto junto a Bellingham y Vinicius para definir al Real Madrid de la temporada 2024/2025 como el mejor de todos los tiempos. Una obra culminada a través de la transición generacional que coincide con uno de los peores momentos históricos de su rival, el FC Barcelona, goleado en el Joan Gamper por el Mónaco. Tanta es la distancia que se percibe, que se mira más al Atlético reforzado por Julián Álvarez.
Con todo, son miradas de soslayo, porque el aficionado blanco no deja de pensar en el once compuesto por Courtois en portería; Carvajal, Militao, Rüdiger y Mendy en la defensa; Tchouaméni o Camavinga, Valverde y Bellingham en el centro del campo; y el tridente ofensivo de Vinicius, Mbappé y Rodrygo. Por no hablar de una unidad secundaria ilusionante, con nombres como los de Endrick y Arda Güler. Todos auspiciados por el capitanísimo Modric. El madridismo piensa que tanto el primer como el segundo equipo que saldría de esta plantilla podrían competirlo todo. Por eso, para ellos merece la pena aparcar las oposiciones y cualquier deber pendiente. Este miércoles, todos los caminos conducen a Varsovia.