Los torneos de verano languidecen. Sobreviven por los ecos del pasado, devorados por las giras internacionales. Los nombres propios de Teresa Herrera o de Ramón de Carranza tienen sabor añejo. Hasta ahí. Pero hay un jugador que ha logrado envolver un torneo con su nombre, su historia y su presencia. La Supercopa de Europa 2024, que enfrenta al Real Madrid y al Atalanta, se ha convertido en el ‘Trofeo Kylian Mbappé’. El primer partido oficial del francés con el equipo donde cumplirá su sueño infantil es un atractivo en sí mismo. Cero minutos en pretemporada, 85.000 personas en su presentación y 100% expectativas están en la ecuación del primero de los siete títulos (Liga, Copa, Champions, Supercopa de España, Supercopa de Europa, Mundial de Clubes y Copa Intercontinental) a los que aspira el conjunto blanco en un curso maratoniano.

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