Las importantes protestas por un proyecto de extracción en minas de litio se han convertido en un polvorín en manos del Gobierno serbio. La indignación ciudadana es de tal envergadura que el régimen de presidente Aleksandar Vucic, lejos de reconsiderar su postura y dar marcha atrás, está enseñando su cara más represiva contra los manifestantes. Detenciones, interrogatorios irregulares e incluso juicios rápidos que, en menos de un día, terminan en condena están a la orden del día.
Los activistas y ciudadanos serbios no se arredran y continúan con una férrea oposición al proyecto de empresa Rio Tinto de extracción de litio en el valle de Jadar, región de agricultores, a pesar de que el régimen intensifica su revancha.
Las protestas, lejos de perder fuelle, se amplian por todo el país balcánico, con miles de personas en las calles en casi 50 municipios con mensajes como ‘Rio Tinto lárgate de Serbia’ y ‘No cavarán’. El último objetivo: pedir al Gobierno que suspenda el proyecto y adopte una ley queprohíba la extracción de litio en todo el territorio serbio.
Según los organizadores de la asociación ciudadana ‘Ne damo Jadar’ (‘No damos Jadar’), al menos 19 personas han sido detenidas y tres terminaron en prisión después de la gran protesta en Belgrado el pasado sábado a consecuencia de la aplicación de un juicio rápido.
En la ceremonía de bienvenida a los atletas olímpicos del lunes, donde los manifestantes se hicieron protagonistas al grito de ‘Rio Tinto lárgate de Serbia’, la policía detuvo unas horas los activistas de otro grupo ecologísta Kreni-Promeni por abrir la bandera con el mensaje contra la extracción de litio ‘No cavarán’.
Represión del régimen
La protesta más significativa tuvo lugar el pasado sábado en la capital con aproximadamente 40.000 de personas, según el Archivo de reuniones públicas que monitorea protestas. Los manifestantes, llenaron las calles del centro de Belgrado y bloquearon el ferrocarril en dos estaciones de trenes, donde decenas de personas pasaron la noche.
El domingo de madrugada, las fuerzas policiales rompieron las barricadas y detuvieron a los activistas Ivan Bjelic, que fue condenado a 40 días de prisión, y Nikola Ristic y Jevdjenije Dimitrijevic, condenados a 30 días, por el delito penal de alteración del orden y la paz públicos.
El sistema judicial en Serbia es muy lento y los casos judiciales duran años como regla general. «Tener las sentencias de prisión a pocas horas de la detención lo veo únicamente como represión política de los disidentes», comenta Sofija Mandic, abogada del Centro de Investigaciones Judiciales (CERPIS) a EL PERIÓDICO.
Mandic añade que «el régimen ha estado utilizando la represión con fines intimidatorios durante varios años, pero parece que este proceso ahora se está volviendo aún más intenso».
Además, señala que es habitual que las víctimas sean jóvenes y estudiantes -y no los líderes de las protestas-, «los que son los primeros en sufrir las consecuencias represivas en la lucha por preservar el derecho a la vida y a la salud».
Mas presión, más protestas
Como respuesta a la represión del régimen serbio, los ciudadanos se unieron de nuevo el domingo por la tarde al frente del Gobierno. “¿Es esto Corea del Norte o Serbia?”, comentó Zlatko Kokanovic de la asociación ciudadana ‘Ne damo Jadar’ a los medios de comunicación, refiriéndose a la respuesta del régimen a los activistas. Kokanovic dijo en la television N1 que el abogado de los condenados va a apelar y que exigen que tres activistas sean liberados.
Antes de la gran protesta del pasado sábado, Kokanovic y su compañero Nebojsa Petkovic habían sido invitados por parte de la policía a una conversación con las fuerzas de inteligencia. No es la primera vez que ocurre porque Kokanovic ya había sido detenido por parte de la inteligencia hace unas semanas para ser interrogado durante horas.
Tampoco son los únicos, hay más activistas detenidos e interrogados por parte de la unidad de inteligencia, como el abogado Branko Ivkovic en Valjevo que fue detenido dos veces el domingo por su implicación en organización de protesta. Cuando salió de la comisaría mandó el mensaje «No habrá minas», uno de los más presentes últimamente por parte de todos que luchan contra el proyecto Jadar y la empresa que debe realizarlo, Rio Tinto.
Promesas a la Unión Europea
El pasado 19 de julio, durante la visita del canciller alemán Olaf Scholz y vicepresidente de la Comisión Europea Maros Sevcovic a Belgrado, firmaron con la ministra de Energía Dubravka Djedovic, en presencia del presidente serbio Aleksandar Vucic, un memorando sobre las materias primas que, en última instancia, avala el controvertido proyecto del Gobierno serbio.
La abogada Sofija Mandic comenta a EL PERIÓDICO que el documento como tal no es de obligado cumplimiento en términos legales. «Si hablamos de algún tipo de obligación, quizás represente una obligación moral para el actual Gobierno, de cara a mantener buenas relaciones internacionales con Alemania», explica.
El principal problema que observa la letrada en relación el documento es que implica la promesa de parte de los funcionarios serbios de cierto nivel de cooperación en la producción de materias primas críticas, y que de esa manera las decisiones y permisos pendientes sobre el proyecto, que deben adoptar otros órganos, estarán claramente influenciadas.
«Los ciudadanos de Serbia salen a la calle precisamente por esta razón, porque para ellos está claro que se ha llegado a un acuerdo político y que, si no hay resistencia y cambios políticos, se implementará incluso a costa de vitales medidas nacionales y valores personales cuya destrucción es irreversible», señala Mandic.