Las importantes protestas por un proyecto de extracción en minas de litio se han convertido en un polvorín en manos del Gobierno serbio. La indignación ciudadana es de tal envergadura que el régimen de presidente Aleksandar Vucic, lejos de reconsiderar su postura y dar marcha atrás, está enseñando su cara más represiva contra los manifestantes. Detenciones, interrogatorios irregulares e incluso juicios rápidos que, en menos de un día, terminan en condena están a la orden del día.

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