El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha abogado por que el bloque comunitario imponga sanciones contra Israel al considerar que varios de sus ministros han hecho recientemente declaraciones que «incitan» a la comisión de crímenes de guerra, por lo que ha instado al Gobierno de Benjamin Netanyahu a «distanciarse inequívocamente de esas incitaciones» y «participar de buena fe» en las negocaciones de los mediadores para un alto el fuego inmediato.
Borrell ha criticado que, «mientras el mundo presiona por un alto el fuego en Gaza», el ministro de Seguridad Nacional israelí, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, haya pedido «detener la transferencia de ayuda humanitaria y el combustible» con el objetivo de que «Hamás sea aplastado y pisoteado en la cabeza hasta que se rinda por completo y no auparle en una ‘cumbre’. También abogó por «fomentar la migración y ocupar la Franja de Gaza para mantenerlos» en sus «manos de forma permanente».
Esto «es una incitación a los crímenes de guerra», al «igual que la siniestras declaraciones» del ministro (de Finanzas, Bezalel) Smotrich, que tildó las nuevas rondas de negociaciones de «trampa peligrosa» y «capitulación» ante los «nazis de Hamás», así como una «recompensa para el terrorismo» y una amenaza para la seguridad futura de Israel. Días antes, declaró que matar de hambre a los palestinos de Gaza para acabar con las milicias palestinas «podría ser algo justificado y moral, aunque nadie en el mundo» se lo permitiría.
Tanto Ben Gvir como Smotrich, que suelen hacer declaraciones incendiarias y se muestran radicalmente contrarios a cualquier tipo de negociación, son socios imprescindibles del primer ministro en la coalición de ultraderecha que lidera el mandatario, y que ambos han amenazado con abandonar en numerosas ocasiones si Netanyahu abre negociaciones que contemplen un final de la ofensiva israelí como condición al retorno de los rehenes.