El Misteri d’Elx inició su vuelo en la noche del domingo, rodeado de una gran expectación, ilusión y fervor. Las caras de felicidad, los reencuentros, las fotos con el móvil junto a algunos cantores y escolanos, los abrazos, los besos y el intercambio de los mejores deseos decoraban, entre la Casa de la Festa y la ermita de San Sebastián, los minutos previos a la tradicional salida de la procesión de la Virgen María y su cortejo hacia la basílica de Santa María, situada a unas decenas de metros.
Tradición
Los integrantes de la tripleta del Misteri, una tradición que data de 1609, se estrenaban también con este nuevo ciclo asuncionista: Pedro Montore, comisario jefe de la Policía Nacional en Elche y portaestandarte; Mari Carmen Baeza, la fundadora de la primera escuela de ballet clásico de la ciudad; y Antonio Luis Martínez-Pujalte, doctor en Derecho, profesor de la Universidad Miguel Hernández y director adjunto del gabinete de Alcaldía.
Ya en el templo, con las dos hojas de la puerta Mayor cerrada, y antes de empezar el drama asuncionista, el rector de Santa María, Vicente Martínez, dirigió unas palabras de bienvenida a los presentes. El párroco, que también se estrenaba en las escenificaciones, recomendó «sintonizar sentimientos y emociones», y tuvo palabras para quienes no aparecen en las representaciones, como azafatas, personal de protocolo, tramoyistas y sastresas.
Con «no somos espectadores, todos somos protagonistas» y que el drama asuncionista «no busca distraernos, quiere mejorarnos como personas», el rector concluyó su alocución pidiendo «abrir la puerta del corazón para que el Misteri te hable».
Voces
El órgano dio paso a la intervención de la María Mayor. Y aquí la primera sorpresa: David Agulló, posiblemente una de las mejores voces que ha encarnado este papel en las últimas décadas, repetía en el papel. A sus 16 años, y a pesar de haber cambiado la voz, regaló a los presentes unos cánticos perfectos. Se daba por hecho que el año pasado iba a ser su última vez, sobre todo por su gran altura y por el cambio de voz en la adolescencia. Sin embargo, el Mestre de Capella, Javier Gonzálvez, apostó por él para garantizar unas representaciones excelsas.
También en lo alto, junto al órgano, se estrenaba oficialmente Pablo Mas como Mestre de Capella. Ambos mestres han creado un tándem muy compenetrado que este año les ha llevado a introducir, con el siempre acertado asesoramiento del archivero y exMestre de Ceremonias Joan Castaño, detalles, movimientos y gestos que se eliminaron en algún momento del pasado, pero que ahora han decidido recuperar. Para el no experto, estos cambios pasan totalmente desapercibidos.
En esta primera jornada, todos los participantes llevaban peluca, nada de pelo natural. Incluso el reverendo Fernando Brotóns, que habitualmente lleva su cabello largo para la ocasión, portaba peluca. Los abanicos aliviaban el calor en este primer ensayo general del drama asuncionista, que lleva todo un año de preparación. Todos, incluidos los que no se ven en lo alto de la tramoya, como debajo del Cadafal, solo buscan deleitar al público y honrar a la Patrona.
Aplausos
El niño Álvaro García desafiaba el miedo al cantar a unos 25 metros de altura en el papel del Ángel del Misteri. Su aparición, por primera vez, dentro de una Mangrana esplendorosa, fue el primer momento en que llegaron los aplausos al templo, un momento que se repetiría al volver a desaparecer el aparato aéreo en el cielo.
El Misteri d’Elx, que recrea la dormición, asunción y coronación de la Virgen María, y que este domingo celebraba el primero de sus tres ensayos generales, continúa dando oportunidades a nuevas voces en diferentes papeles.
Así, por ejemplo, se estrenaba en el Apostolado el veterano Antonio Vives, quien siempre había formado parte de la Judiada. Por otro lado, uno de los jóvenes, Francisco Penalva, se incorporaba como apóstol, mientras que también hacía acto de aparición por primera vez en el Araceli el escolano Miguel Diciena.
El Ternari, otro de los momentos sublimes del drama asuncionista, fue asumido por Salvador Cotes, Alberto Vilella y Álvaro Navarro esta vez. La rotación en los papeles, hacer fácil lo complicado y mantener la serenidad fueron algunas de las constantes que marcaron esta primera escenificación con un templo casi lleno y boquiabierto ante lo que pudieron observar.
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