¿En qué línea se trabaja con las víctimas de violencia de género y qué protección se le ofrece?
Bueno, la Policía Nacional cuenta a nivel estatal con unidades, en este caso las UFAM, las Unidades de Atención a la Familia y Mujer, que son las encargadas de proteger y de tramitar todas aquellas denuncias o intervenciones relacionadas con la violencia de género, la violencia doméstica, en el ámbito familiar y la violencia sexual. Y también todos aquellos hechos de este tipo que se producen con menores de edad. Desde estas UFAM se ofrece una protección integral a las víctimas. Desde el momento en que acuden a las dependencias de la unidad y se les recaba información sobre la situación que están viviendo, se les asesora, si tienen dudas se les informa de todos los derechos a los que se pueden acoger. Y en la gran mayoría de casos, en aquellas situaciones en las que existen dudas, se deciden a interponer denuncia una vez que ven que existe un conjunto de medidas muy completo para garantizar su protección. Y desde esa denuncia inicial, en la que las compañeras y los compañeros de la UFAM, con toda la sensibilidad del mundo, recogen todos los datos posibles en la denuncia, hasta que finaliza la denuncia y, en función del nivel de riesgo, se le asigna un policía protector que va a acompañarla en todo el camino, tanto a nivel policial como judicial. Va a tratar de garantizar su independencia personal, familiar y tramitar todos los recursos que puedan permitirle salir de esa situación de violencia.
¿En función de qué parámetros se determina el nivel de riesgo?
El nivel de riesgo se establece en función de una aplicación de la Secretaría de Estado de Seguridad, que es Viogén. La primera piedra que previó que se creara Viogén fue la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral para la Violencia de Género De 2004, la Ley Orgánica 1 de 2004. Ese quizá fue un punto de inflexión que previó crear un sistema para la protección de las víctimas. Y Viogén permite arrojar, a través de una aplicación informática y siguiendo ítems, que se van cumplimentando en función de lo que haya trasladado la víctima al policía, un nivel de riesgo. Puede ser desde no apreciado, que es el más bajo; bajo; medio; alto o el más alto, que es extremo. Y en función del riesgo que se obtiene, existe protocolizado una serie de medidas acorde a la intensidad de ese riesgo.
¿La determinación es en función del tipo de violencia que va a ejercer el agresor?
Los parámetros para obtener el riesgo son diversos. Por ejemplo, se tiene en consideración si el agresor ha tenido otras víctimas anteriormente -agresores persistentes-; si la víctima tiene menores a cargo y si existe violencia sobre los menores; si existe consumo de estupefacientes o alcohol por parte agresor; inclusive si existe ese tipo de dependencia por parte de la víctima. También si ha existido violencia física, violencia psicológica. Y teniendo en cuenta todo, la aplicación establece un nivel de riesgo que es bastante ajustado pero que puede ser modificado por el policía si, a su juicio, el riesgo que obtiene la aplicación es más bajo del que debiera tener. No deja de ser una aplicación y siempre habrá un policía que monitorizará esa aplicación y ajustará el riesgo. Y en función de ese riesgo, se aplicarán las medidas que corresponden al mismo. Y que son de diversos tipos. Por supuesto, según el nivel de riesgo, y da igual el mismo, va a haber un policía protector, pero la intensidad de la protección variará. Si, por ejemplo, la víctima tiene un nivel de riesgo extremo habrá una custodia en su domicilio del policía protector. La acompañará cualquier tipo de gestión. Se tendrá muy en consideración si el agresor se encuentra detenido o se encuentra en prisión. Es decir, esto es una situación viva. Que se adapta por la policía a los requerimientos del caso.
¿Requieren de una formación especializada los agentes de esta unidad?
Sí, la formación es continua. Nosotros vamos recibiendo una serie de protocolos. Y, a su vez, los policías que se actualizan y que trabajan en esta área forman al resto de dotaciones policiales sobre las medidas básicas que deben tener en consideración cuando actúan como una víctima de violencia.
Respecto al agresor, ¿qué tipo de vigilancia se aplica?
Cuando se produce una denuncia o una situación de violencia de género en la que se consigue identificar al agresor, la policía, como es un delito, perseguirle de oficio. Trata de localizar a esta persona y, en caso de que la agresión tenga cierta relevancia, se procederá a su inmediata detención y puesta a disposición judicial.
¿Y el dispositivo Cometa? ¿Cómo se aplica?
En materia de protección a la víctima de violencia de género existen dos tipos de áreas de protección. Una es policial y otra es judicial, y las dos son absolutamente complementarias. La medida Cometa es una medida que solo puede adoptar la autoridad judicial y en la gran mayoría de casos es solicitada por la policía, una vez que se obtiene un nivel de riesgo medio o superior. Y esa medida supone que se instale al agresor un dispositivo que no puede retirarse durante el periodo de tiempo que estime la autoridad judicial. Y a la víctima también se le dotará de un dispositivo que permitirá monitorizar que el agresor no quebrante la orden de alejamiento. Es una medida muy útil. Es un paso muy importante. Además se ha podido determinar que minimiza al máximo el número de víctimas mortales que puede existir.
¿Qué es lo más complicado de trabajar con este colectivo?
No es complicado. Es un área compleja porque no hay un caso igual a otro. Cada caso es diferente, requiere una visión diferente por parte de los policías que reciben la denuncia, requiere un punto de vista o una atención diferente por el policía protector y la carga emocional que trae una víctima es muy alta. Entonces, los policías tienen que tener la sensibilidad suficiente para poder arropar y acompañar a la víctima a los primeros momentos y tratar situaciones que forman parte de la esfera más íntima. No es un delito contra el patrimonio, un robo, un hurto… Es una situación que se produce en el ámbito más íntimo de la esfera familiar y de lo que la policía trata al principio es que la víctima se encuentre mínimamente cómoda de la dependencia policial. Que no vea como un obstáculo la comisaría y al compañero que la atiende, sino que lo vea como alguien que la va a acompañar, que la va a apoyar, que se abra. Y permitirle hablar, expresarse… Y los policías no son insensibles a esa carga anímica tan dura. Estamos hablando de que es un trabajo continuo. Cada caso requiere un enfoque particular. Y quizá es lo más difícil: el ir tratando que no afecte demasiado esa carga emocional que a diario se va acumulando en el trabajo.
Suscríbete para seguir leyendo