Vecinos y comerciantes de la calle Jerónimo Muñoz, en el barrio de la Raiosa, están cansados de llamar a la policía y presentar denuncias en el Ayuntamiento de València por los problemas de peleas, botellón, suciedad y ruido que soportan desde hace meses por parte de la clientela, la mayoría personas de origen subsahariano que subsisten como aparcacoches en el entorno de la Jefatura de Tráfico, de un bar a cuyas puertas se concentran casi a diario y hasta altas horas de la noche.
Los vecinos han recogido más de 200 firmas en toda la calle para reclamar el cierre del negocio de hostelería, cuya dueña explicó a este diario que su negocio es legal y que los problemas de la clientela no se producen dentro sino en la vía pública. También demandan los vecinos soluciones de tipo asistencial para las personas que se concentran a diario para consumir alcohol a las puertas de este negocio de hostelería.
«No queremos criminalizar a estas personas pero necesitamos una solución ante las molestias e inseguridad que generan estas concentraciones de personas alcoholizadas» a las puertas de sus domicilios. La calle y el mobiliario urbano, así como los bajos comerciales amanecen casi todos los días con basura, latas vacías, botellas de cristal rotas y suciedad.
Los vecinos ya lograron en abril el cierre de la terraza del bar tras varias denuncias a la Conselleria de Sanidad por suciedad y falta de medidas higiénicas por parte de los dueños del local. Sin embargo, los problemas de altercados y peleas entre los clientes del bar siguen. Tras el cierre de la terraza en la que se concentraban, la clientela del bar se ha instalado en el respiraderos del garaje de la calle que hace las veces de banco. Los vecinos recuerdan que el consumo de alcohol en vía pública está prohibido y por este motivo las llamadas a la policía son frecuentes.
Los vecinos aseguran que «las peleas ha aumentado considerablemente, sin respetar a los viandantes y vecinos, que quedamos expuestos, como ya ha ocurrido en diferentes ocasiones, a que se estampen contra las puertas de los patios mientras su uso, provocando inseguridad». En las peleas, aseguran los vecinos, «utilizan botellas rotas, navajas e incluso pistolas». Denuncian los vecinos los gritos y escándalo a altas horas de la madrugada «prácticamente a diario» que mpide a muchos conciliar el sueño.