Cuando el primer tararí de Huesca estábamos todos menos uno: el gran Vicente Ascaso. Sí, grande como persona, como oscense, como industrial (y su rastro deja) y como aficionado a los toros. También hizo sus pinitos societarios con algunas empresas taurinas. Entonces le bailaba el agua todo el toreo. Intentaban ganarse su influencia y su favor. Y ayer lo arreglaron con sesenta segundos en pie y en silencio. Su categoría no se compadece con semejante racanería. Un patinazo.

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