“Bajo el cielo de París. Una canción se va volando”. Con este himno de Edith Piaf, París se despedía de su globo pebetero que se ha convertido en todo un símbolo de estos Juegos Olímpicos. Léon Marchand, el delfín de Francia y medallista olímpico, que ha hecho soñar a todo un país, ha sido el encargado de apagar el fuego olímpico y trasladar la llama al interior del estadio de Francia para dar comienzo a la ceremonia de clausura, donde las delegaciones han desfilado por su pista violeta llenándola de multicolor. 

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