El Govern que está ultimando el president Salvador Illa se nutre, principalmente, de cargos territoriales con sello del PSC. Patas negras del partido, como avanzó El Periódico, y con Sílvia Paneque, la líder de los socialistas en Girona, como ‘superconsellera’ asumiendo la carpeta de Territori, Transició Ecològica i Habitatge, además del rol de portavoz del Govern. Pero el nuevo Consell Executiu no se olvida de los guiños a la posconvergencia, de donde el president repesca a Miquel Sàmper al frente de Empresa i Treball, y premia la fidelidad de los últimos años de Ramon Espadaler situándolo al mando de Justícia. Y tampoco olvida a ERC, de cuyo ‘sottogoverno’ se queda con Francesc Xavier Vila en la conselleria de Política Lingüística y con Sònia Hernández Almodóvar en la de Cultura.
El president premia a su círculo de confianza: Paneque y Alícia Romero, que será consellera de Economia. Ambas serán dos de los puntales del ejecutivo. La que hasta la fecha lideraba las filas parlamentarias y la negociación presupuestaria deberá ahora hacer lo propio pero desde el Govern, atendiendo a sus buenas relaciones con ERC, Comuns y Junts; y con el reto de desplegar el pacto por la financiación singular, cuya aplicación dependerá también del concurso del PSOE.
También Paneque mantiene buenos vínculos con la mayoría que ha hecho viable la investidura y aumentará notablemente su proyección pública. Su carpeta es densa porque sobre ella recaerán materias complejas como el traspaso de Rodalies y el desarrollo del ambicioso paquete de medidas de vivienda, además de las medidas medioambientales y para hacer frente a la sequía. Ella será la encargada de explicar los acuerdos del Govern cada martes frente a los medios de comunicación.
Del área metropolitana y más allá
Más allá de ese tándem de peso en el ejecutivo, dos alcaldesas metropolitanas tomarán posesión como conselleres, la de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, al frente de Interior; y Eva Menor, que será la titular de Igualtat i Feminisme y quien entregó la vara de mando de Badia del Vallès hace apenas unos meses, al ser elegida como diputada. La cartera que asume forma parte del compromiso adquirido con ERC para la investidura del president, ya que parte de lo suscrito pasaba por mantenerlo, pero hay un pequeño cambio de nomenclatura, ya que el nombre oficial es ahora en singular -Feminisme- y no en plural, como antes.
Pero aún hay más cargos territoriales que entran al Palau de la Generalitat. Illa, que fue alcalde de La Roca del Vallès durante una década y que reivindica siempre la tradición municipalista del PSC, se lleva a Palau a otros referentes territoriales, como es el caso del concejal de La Seu d’Urgell, Òscar Ordeig, que asumirá Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació. El president recupera esta conselleria de forma autónoma a la de Transició Ecològica tras las protestas de los payeses que marcaron el primer trimestre del año. También asume Presidència otro dirigente, Albert Dalmau, que proviene de la trastienda municipal como gerente del Ayuntamiento de Barcelona. Y Esther Niubó, hasta ahora diputada en el Parlament y la referente del partido en Castelldefels, llevará el mando en Educació, materia de la que lleva años encargándose a nivel parlamentario y que tiene por delante retos como el de recuperar la sexta hora en la escuela pública.
Guiño al centroderecha y a ERC
Illa se comprometió a forjar un ejecutivo que trascendiera las siglas de su propio partido y tenía dos fórmulas para hacerlo: pescar en filas ajenas o profesionales sin carné. Con Sámper y Espadaler, cubre el expediente por el flanco del centroderecha. El primero hace tan solo seis meses que rompió el carné de Junts tras el ‘no’ del partido la primera vez que la ley de amnistía se votó en el congreso. El segundo ya hace siete años que, después de haber formado parte de los gobiernos de Jordi Pujol y Artur Mas, se presenta en coalición con el PSC con la marca Units per Avançar, acuñada por dirigentes de la extinta Unió.
Otra de las sorpresas es que el hasta ahora secretario de Política Lingüística en el Goverm de Pere Aragonès, Francesc Xavier Vila, se queda asumiendo ahora la conselleria específica que se hará cargo de esta materia, como recoge el pacto entre el PSC y los republicanos; y que la directora general de Patrimoni Cultural, Sònia Hernández Almodóvar, serà consellera de Cultura. Se trata de dos cargos del ‘sottogoverno’ de ERC sin afiliación al partido que se quedan y escalan dentro del Executiu.
En cuanto a incorporar expertos de sectores profesionales sin militancia política, por ahora se ha logrado al frente de Salut, conselleria que ha confiado a Olga Pané, especialista en medicina del trabajo y máster en gestión de servicios sanitarios. Ya anunció su intención de contar con ella en 2021, aunque en aquella ocasión no pudo formar Govern. En cierto modo también en Drets Socials i Inclusió se suma a una dirigente sin carnet de partido, la economista Mónica Martínez Bravo, aunque en los últimos siete meses ha ajercido como secretaria general de Inclusión en el Gobierno de Pedro Sánchez. Esta incorporación, que se hará cargo de la gestión del Ingreso Mínimo Vital traspasado a la Generalitat, agrada, especialmente, a los Comuns.
Recolocación en el Parlament
Con todo este reparto, el PSC se ve obligado a recolocar sus piezas en el Parlament. Ahora, será Ferran Pedret quien asuma el rol de presidente del grupo. De hecho, el diputado ya asumió en el pleno de investidura de Illa el turno de intervención que corresponde a cada una de las formaciones. Se trata de un dirigente bregado en la dinámica parlamentaria, con 12 años de experiencia como diputado, tres de ellos como secretario primero de la Mesa.
