“Bañarse en O Parrote te cura el alma”. Las palabras son de Marga Balay, una de las bañistas que acude cada fin de semana a esta zona de baño, sea verano o invierno. Aunque muchos ya iban habitualmente a este lugar, frente a la Solana, para nadar o darse un chapuzón, no fue calificado como zona de baño, con servicio de socorrismo, hasta 2022. Desde entonces, ha ganado usuarios. Y no es para menos. El último análisis de la Xunta, del 21 de julio, revela que las aguas de O Parrote registraron la mejor calidad entre las playas de la ciudad —Orzán, Riazor, Matadero, As Lapas, San Amaro y Oza—, todas con calificación de “excelente”.
“Ya veníamos antes de que hubiera socorristas y ahora estamos muy contentos”, cuenta Rosa Martínez tras darse un baño, aunque más de uno asegura que el agua “está congelada”. Fuera, de todos modos, el termómetro supera los 26 grados, así que se agradece. Hay quien incluso lleva gafas y tubos para no perderse nada de las profundidades. “Hay caballitos de mar”, asegura Gerardo Balay, al que le gusta mucho O Parrote. “Sales nuevo”, reconoce, y apunta que “a la gente mayor le da más tranquilidad que haya socorristas”.
En pandilla y con buen rollo disfrutan de, según los análisis de la Xunta, el mejor agua de A Coruña. Estos exámenes se hacen para conocer la calidad de las aguas de baño determinada a través de la abundancia de Escherichia coli y enterococos intestinales —bacterias asociadas a vertidos fecales—. Estos niveles son los que marcan si el agua es apta para el baño o no. Según la normativa española, la alarma se enciende al superar las 500 unidades formadoras de colonia (UFC) de E. coli por cada 100 mililitros de agua de muestra y cuando se superan las 185 de enterococos. En O Parrote, la cifra es de 9 en ambos casos. Muy similar es en As Lapas (9-10) y Riazor (10-10). En Oza se midieron 10 y 20, en Matadero se registraron 75 y 42 y en San Amaro, 87 y 10. Sin embargo, estas cifras van variando en cada test.
Rosa Martínez acude a O Parrote todos los días del año. No falla. “Esto es energía pura”, confiesa, todavía sin ponerse las chanclas y con una sonrisa en la cara. Este es su lugar feliz. Como el de tantos otros. “Pero no queremos la plataforma. Es una agresión paisaje. Nos parece bien que hagan obras de seguridad, pero la plataforma no”, critica sobre el proyecto que anunciaron la Autoridad Portuaria y la Xunta y que esperan poner en funcionamiento en el verano de 2025. “Aquí estamos muy tranquilos”, claman los usuarios habituales.
Suscríbete para seguir leyendo