Alicante está viviendo un verano que recuerda más a las playas del Caribe que a las costas mediterráneas. El agua del mar en la provincia ha alcanzado los 28 grados, lo que la convierte en un verdadero «caldo» veraniego, tres grados por encima de la media histórica para esta época del año, según la Asociación Meteorológica del Sureste. Este aumento de la temperatura no solo impacta en la sensación térmica durante el baño, sino que también está provocando noches cada vez más cálidas, con mínimas que no bajan de los 25 grados. Esta combinación de calor extremo durante el día y noches tropicales está generando malestar y preocupación tanto en los bañistas, que se sorprenden con cada baño ante la falta de «fresco», y los expertos, que auguran que este tipo de situaciones se convertirán año tras año en invitadas habituales.
El fenómeno no se limita a Alicante, sino que es un patrón que afecta a gran parte del Mediterráneo. En el norte de Córcega, las temperaturas del agua se encuentran hasta seis grados por encima de lo normal, mientras que en el sureste peninsular, la anomalía térmica ronda los tres grados. En estos momentos, el agua del Mediterráneo se encuentra entre 27 y 28 grados, según los datos que se recogen estos días en las boyas de medición distribuidas por todo el litoral.
Este calentamiento del mar estaría, según los expertos, estrechamente vinculado con las olas de calor que afectan a la península, creando un ciclo de retroalimentación que intensifica aún más las temperaturas tanto en el mar como en el aire. Los expertos prevén que, a corto plazo, no se observará un descenso significativo en estas temperaturas, lo que sugiere que el verano de 2024 podría terminar con algunos de los registros más altos jamás observados en la provincia. El récord de temperatura se alcanzó a finales de agosto de 2023, con valores superiores a los 30 grados en las aguas de la provincia.
El director del Instituto de Climatología y catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, explicó que este tipo de situación no es nueva y que podría convertirse en habitual durante los próximos años. «Llevamos varios veranos con un Mediterráneo que se sobrecalienta a finales de julio y agosto, y este año se ha batido ese umbral. Es preocupante porque un mar tan cálido, con temperaturas que superan los 28 grados, se traduce también en más noches tropicales que superan los 25 grados», explicó Olcina.
Un fenómeno que no viene solo y que, según Olcina, su causa principal sería la persistencia de una ola de calor prolongada que ha afectado a la península en las últimas semanas, contribuyendo al aumento de la temperatura del mar. «La causa son más de 20 días de aire procedente del Sáhara que incide directamente sobre la península, afectando al mar y originando esta subida de temperatura en el Mediterráneo», afirmó el director del Instituto de Climatología para quien esta situación es preocupante debido a que: «Parece que todos los años venimos diciendo lo mismo, pero este año que haya 28 grados en las boyas de la provincia es una anomalía que antes no se había registrado. Que se haya acumulado tanto calor en el mar no es bueno. De hecho, llevamos cinco veranos con una misma secuencia de temperaturas muy elevadas en el mar y, si no se hace nada para combatir el cambio climático, todo apunta a que cada año se batirá un nuevo récord».
Otra de las razones por las que el mar estaría incrementando su temperatura se debe a que en superficie el mercurio tampoco desciende como debería. «No estamos teniendo un verano de récord de temperaturas, pero es un verano en el que se está viviendo un calor constante. Desde por la mañana hasta por la noche la variación de temperatura es de apenas unos grados, algo que no es normal y que provoca que el mar Mediterráneo se vaya calentando. Digamos que el mar se tendría que ir enfriando hasta el mes de septiembre, pero por la evolución que están teniendo las temperaturas este mes de agosto es bastante probable que estemos a finales de octubre con una temperatura del mar que podría seguir siendo elevada.
Asimismo, los investigadores del Instituto de Ecología Litoral ya se encuentran detrás de esta tendencia que, según los expertos, puede hacerse patente de forma más significativa en puntos del litoral más cerrados como al sur de Santa Pola o la Albufereta. «Esto se debe a que son puntos más cerrados por lo que si una columna de agua caliente entra estos alcanzan temperaturas más elevadas de forma rápida, son en estas boyas donde se ha registrado un incremento más elevado de temperatura estos días», destaco Joaquín Martínez, investigador del Instituto de Ecología Litoral.
La situación es diferente según el entorno, con lugares en los que la temperatura del mar puede incrementarse hasta en un grado y medio en momentos puntuales. «En aguas abiertas, las temperaturas están alrededor de los 28,5 grados, mientras que en zonas costeras más protegidas las temperaturas pueden superar este promedio en hasta un grado y medio», explicó Martínez, para quien: «este tipo de anomalías térmicas no son aisladas, sino parte de una tendencia creciente. Estamos observando un patrón consistente de aumento de las temperaturas del agua en los últimos años y aunque la temperatura del agua puede variar ligeramente de un año a otro, el calentamiento general es notable».
Además, el investigador apuntó a que esta es una tendencia que suele verse casi todos los años, aunque indican que habrá que continuar estudiando este fenómeno. «Estamos comprobando que, el hecho de que el mar alcance estas temperaturas es una tendencia, pero tendremos que comprobar en unos años si es algo que se mantiene o que se incrementa. El pasado año tuvimos temperaturas en el mar muy altas a finales de agosto, pero a mitad de octubre gracias a los temporales la temperatura del agua pudo bajar y mantenerse durante todo el invierno. El mar tiene su propio tiempo de respuesta y necesita una inercia más lenta para recuperarse y responder», confirmó Joaquín Martínez.
Cambio climático
El incremento en la temperatura del mar y el aumento en la frecuencia de noches tropicales reflejan, según los expertos, un cambio que está transformando drásticamente las condiciones ambientales. Desde la década de 1980, las noches tropicales, aquellas en las que la temperatura mínima no baja de 20 grados, se han cuadruplicado, y las noches ecuatoriales, con temperaturas que superan los 25 grados, han aumentado casi un 50% en los últimos 20 años. Este cambio está afectando profundamente la calidad de vida en la provincia, generando un fuerte impacto sobre la calidad del sueño y es que las noches cada vez más cálidas no solo dificultan el descanso, sino que también contribuyen a una sensación de calor constante que afecta la salud y el bienestar de los residentes.
Este patrón de noches tropicales se ha convertido en una característica habitual de los veranos recientes, y la brisa marina, que solía ofrecer alivio, ya no es suficiente para refrescar las noches. Según Jorge Olcina, director del Instituto de Climatología y catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, «un mar tan cálido provoca más noches tropicales, y con el mar a 28 grados, es casi imposible que las temperaturas nocturnas bajen de los 20 grados».
El calentamiento del mar también conlleva un riesgo creciente de fenómenos meteorológicos extremos, como las DANA (Depresiones Aisladas en Niveles Altos). Olcina advierte de que esta situación podría favorecer la formación de lluvias intensas y torrenciales en otoño si se produce una inestabilidad atmosférica adecuada. Aunque Olcina aclara que «la relación entre las temperaturas del mar y el desarrollo de las DANA no es lineal», señala que «las aguas cálidas pueden intensificar tanto la cantidad como la intensidad de las lluvias». No obstante, enfatiza que la clave está en la situación atmosférica que favorezca la condensación intensa. «Lo decisivo es que se genere una atmósfera que permita una alta condensación. Si el mar está más cálido, evapora más y genera nubes más convectivas, pero lo más importante es la atmósfera», explica Olcina.
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