El quinto oro del deporte español en estos Juegos Olímpicos llegó el viernes sobre el tapiz del Grand Palais y, sin embargo, no hay manera de encontrarlo en el medallero de España. La taekwondista Viviana Marton se proclamó campeona olímpica en la categoría de menos de 67 kilos y lo celebró ondeando una bandera de canarias. Pero el himno que sonó en el podio fue, por quinta vez en estos Juegos, el de Hungría.
Marton compite con la bandera de sus padres, aunque ella nació en la isla de Tenerife. Al igual, lógicamente, que su hermana gemela Luana, también taekwondista y presente en París como ‘sparring’ de Viviana, dado de que ella no consiguió clasificarse para la competición olímpica. Viviana sí lo hizo y soñaba con una medalla, aunque pocos esperaban que, a los 18 años, se marchara de París con el oro.
¿Por qué Hungría?
¿Pero por qué compite por Hungría? «Además de ser mi nacionalidad, Hungría nos daba más facilidades para realizar nuestro camino y para trabajar como queríamos. Nos daban esa libertad», explicaba en El Día, del grupo Prensa Ibérica, antes de la cita olímpica. Nada que ver, pese a lo que se ha publicado, acerca de presuntos rechazos de la federación española de taekwondo.
Desde Hungría llegaron sus padres a Tenerife, prendados de la isla durante unas vacaciones. Allí nacieron ellas y vivieron hasta que descubrieron el taekwondo. Durante un ‘stage’ previo a los Juegos de Río, en la que hoy es su entrenadora, la finlandesa Suvi Mikkonen, preparaba su participación olímpica, y por allí aparecieron las chicas.
Suvi Mikkonen y Jesús Ramal
«Eran muy niñas, pero tenían talento, se les veía», explica al otro lado del teléfono Jesús Ramal, pareja de Mikkonen en la personal y en lo profesional, pues ambos regentan el gimnasio Hankuk de San Sebastian de los Reyes (Madrid), del que ha salido la subcampeona olímpica en Tokio Adriana Cerezo.
«Algún día entrenarán con vosotros», contestaron los padres al percibir el entusiasmo de Mikkonen y Ramal por sus hijas. Y no, no era un farol. Los Marton lo prepararon todo para trasladar su vida de Tenerife a Madrid, pensando en el futuro deportivo de Viviana y Luana. Lo que parecía una locura, hoy se demuestra como acierto, campeona olímpica una y campeona mundial el año pasado la otra.
«Los padres lo han dado todo por sus hijas. Han vivido separados para poder pagar las facturas, su padre ha echado horas en la construcción, se ha ido a Hungría para montar un negocio de pádel. Son un par de currantes que han hecho todo lo posible por el éxito de sus hijas. Muchas veces sale mal una apuesta de este tipo. A ellos les ha salido bien», remarca Ramal.
En el gimnasio Hankuk de Madrid
Porque con 12 años, las gemelas Marton ya estaban en Madrid para sumergirse en el pequeño templo del taekwondo que es el gimnasio Hankuk, creciendo junto a Cerezo y otros compañeros rumbo al sueño de ser, algún día, campeonas del mundo u olímpicas. Un objetivo ya cumplido a los 18 años.
«Sabíamos que la podía liar… pero no pensábamos que tanto», reconoce Ramal, que elogia el buen trabajo de Marton y también el de Mikkonen durante los combates desde su posición de entrenadora, así como el espectáculo que dio la chica durante la competición, «toda una ‘showgirl'». Cinco veces campeona de Europa entre cadete y sub23, Marton toca el cielo y ondea las banderas de Hungría y Canarias. Sin descartar que, algún día, el himno que suene en su podio sea el de España. Quién sabe.