El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha afirmado que su presencia en Barcelona esta semana y su regreso a Waterloo (Bélgica) sin ser detenido prueba varias cosas: «La primera, que nosotros tenemos capacidad para entrar y para salir, para desafiar a un Estado represor».
«Y que no nos rendimos, y que yo no he ido a entregarme», ha asegurado en declaraciones a TV3 desde Waterloo recogidas por Europa Press.
«Activamos un plan que nos parecía imposible, que no daba muchas posibilidades de éxito. Yo estaba convencido de que podía acabar fácilmente detenido», ha dicho. Pero ha destacado que, «si salía bien», ese plan le permitía demostrar la fuerza de sus objetivos.
El plan B «pasó a ser el plan A»
«Nuestro plan B pasó a ser el plan A», ha dicho, y por eso activaron un plan que les parecía imposible pero que salió bien. Ha explicado por qué activó el plan B: «Visto que yo no podría acceder (al Parlament), visto que yo no podría hablar, visto que no serviría de nada hacerme detener y que mi intención era poder continuar el trabajo».
«Un tribunal que se está rebelando»
Sobre la ley de amnistía, ha constatado que «hay un tribunal que se está rebelando contra las leyes aprobadas por su parlamento. Eso no es aceptable. Eso no lo puede aceptar ningún Estado de derecho». «Con el gesto, no exento de riesgo, creo que hemos ampliado muchísimo la denuncia de esto», ha opinado.
«No queda ningún otro remedio que se aplique la ley de amnistía, porque, si se quiere hacer política, y yo quiero hacer política en condiciones de normalidad, esta ley se debe aplicar», ha añadido.