Sumar trata de apaciguar los ánimos en la coalición de izquierdas y pide calma a los partidos que integran la coalición de izquierdas, después de las fuertes tensiones que surgieron a raíz del acuerdo entre PSOE y ERC, por el que se cedía a Cataluña la soberanía fiscal, con la creación de una Agencia Tributaria propia.
En el grupo parlamentario de Sumar, la polémica surgió desde el primer minuto, cuando Compromís y Chunta Aragonesista avanzaron su rechazo a las cesiones fiscales a Cataluña si no se solventaba también el problema de financiación de sus territorios. También Izquierda Unida se opuso, al considerar que el nuevo diseño fiscal rompía la solidaridad interterritorial, perjudicando a los territorios infrafinanciados como Andalucía, donde IU tiene más fuerza.
La postura oficial del partido de Yolanda Díaz y de su partido, Movimiento Sumar, fue la de apoyar la medida, por suponer una «oportunidad histórica» para mejorar las condiciones también del resto de comunidades y para «federalizar» el Estado, en línea con la defensa que han venido haciendo los Comunes, el partido catalán de Sumar. Pero lo cierto es que la postura oficial de Sumar se vio rápidamente cuestionada no sólo por formaciones aliadas sino por algunas voces de sus propias filas, como la del jefe económico del grupo parlamentario, Carlos Martín Urriza, que se opuso a la propuesta por romper la solidaridad interterritorial y poner en riesgo la autonomía fiscal del Estado.
Sumar pide esperar
En Sumar trataron entonces de restar importancia a la división interna, reduciéndolo a una opinión personal y posponiendo el debate, a la espera de que se concretase en una reforma concreta. Y esa idea es la que Movimiento Sumar ha trasladado también a los partidos aliados. En las últimas horas, según confirman fuentes de distintas organizaciones, se han producido contactos entre las filas de Díaz y las formaciones críticas con el ‘cupo’ para intentar enfriar el debate y pedir tranquilidad.
La tesis que se ha trasladado es que el acuerdo firmado con ERC tardará meses en traducirse en una iniciativa en el Congreso y que deberá contar para aprobarse con el apoyo de todas las fuerzas de la mayoría de investidura, que deberán dar su visto bueno a la norma para que ésta salga adelante.
«Es normal que con acuerdos trascendentales haya dudas iniciales«, sostienen fuentes bien situadas de Sumar, que ponen el énfasis en que «todas las reformas están sometidas a negociación», avanzando que será durante la tramitación parlamentaria cuando se entre en «conversación con el resto de comunidades» para que todos los territorios puedan verse beneficiados, especialmente aquellos infrafinanciados como Comunidad Valenciana.
En el mismo sentido se expresó este viernes el portavoz parlamentario de Sumar, Iñigo Errejón, que en una entrevista en Catalunya Radio mostró comprensión hacia las dudas mostradas por el resto de formaciones asegurando que «ya sé que los riesgos son muchos«, pero pidiendo «aprovechar» lo que considera «una oportunidad histórica que se ha de jugar hasta el final», ante la posibilidad de abrir una reforma profunda del sistema de financiación que dé mayor peso a las autonomías frente al Estado.
En Sumar vienen insistiendo desde hace días en que será un «proceso largo» donde habrá que llegar a acuerdos con la mayoría que sostiene al Gobierno, insistiendo en la idea del ‘café para todos’, que en Moncloa se plantea como la solución para dar encaje al acuerdo. Y esa idea, la de que aún hay tiempo por delante, es otra de las claves que en Sumar han querido trasladar al resto de formaciones.
IU rebaja el tono
Los contactos de Sumar con los partidos aliados parecen haber logrado rebajar el tono de las críticas dentro de la coalición. Mientras en Compromís o Más Madrid han optado por el silencio en los últimos días, en IU se percibe un cambio de tono. Después de sus fuertes críticas de IU, que publicó dos comunicados cargando contra el acuerdo con ERC, su coordinador federal, Antonio Maíllo, restaba importancia a las tensiones internas y llamaba este viernes a esperar a que hubiera una propuesta concreta, en el mismo sentido en que venía insistiendo Sumar. «Yo desdramatizo la discrepancia (…) Porque no hay texto sobre el que posicionarse«, defendió, en una entrevista publicada en Europa Press.
El dirigente confiaba en que, llegado el punto, se resolvería democráticamente la cuestión y se abrirá un diálogo con «fraternidad» y «rigor» para lograr una posición común, donde toca mucha «pedagogía» sobre una materia muy compleja y técnica. Aunque sí mantenía la advertencia de que hablar de «proyecto singular» es «terminológicamente incompatible» con la federalidad que IU defiende.
«Si esto sirve como excusa para llegar a un modelo federal, nosotros vamos a estar ahí«, matizaba Maíllo. «Pero actualmente lo que conocemos y no ha sido desmentido es que ese modelo singular no contribuye a la federalidad, contribuye a la confederalidad. Y nosotros no vamos a estar en ese modelo», consideraba el líder de IU, que una cosa muy distinta era lograr relaciones bilaterales entre «todas las partes» para llegar a un acuerdo sobre los principios del nuevo sistema, algo que el partido sí podría apoyar.
Maíllo se mostraba partidario de «reposar» el debate sobre la financiación, al considerar que lo relevante será analizar la «letra pequeña del modelo», no el «el relato político» que a su juicio quiere imponer el PP, al que acusa de intentar «incendiar el debate».