Frank Cuesta ha protagonizado una de las polémicas de la semana después de lo ocurrido con el Santuario Libertad, el espacio natural en el que cuida animales en Tailandia. ¿El motivo? Las 37 hectáreas de terreno están a nombre de su expareja, la cantante tailandesa Yuyee, porque los extranjeros no pueden tener propiedades en ese país. La tailandesa quiere rentabilizar el terreno y le pide al herpetólogo una gran suma económica que no puede afrontar.

Cuesta y Yuyee estuvieron casados durante años y tuvieron cuatro hijos, de los cuales uno falleció. A pesar de su separación, su relación siempre ha sido buena, hasta el punto de que Frank fue el mayor defensor de la cantante cuando tuvo que ingresar en prisión por posesión de 5 miligramos de cocaína tras un juicio plagado de irregularidades. Entonces, el naturalista inició una campaña a nivel internacional, presentó recursos y se encargó de la alimentación diaria de Yuyee en prisión, además de conseguir, tras seis años de lucha, que la liberaran y volviera a casa. Incluso ahora, a pesar de las peticiones económicas de la tailandesa, Cuesta insistió en que nadie le dirigiera malas palabras.

El origen del Santuario y su discordia

Frank Cuesta ha pasado casi toda su vida dedicado a la lucha contra el tráfico de animales, una actividad que le ha puesto frente al odio de las mafias locales y de personas con mucho poder en Tailandia. Hace unos años, ya tenía un pequeño refugio en Bangkok, pero se quedó escaso, y en 2021 compró el terreno del Santuario a un matrimonio de ancianos que vivía allí, a los que permitió seguir viviendo en el terreno. Entonces se gastó 860.000 euros procedentes de su trabajo en televisión y de sus vídeos en Internet, entre otros ingresos.

Además del terreno, el vallado, el cableado, las edificaciones, excavaciones y otras obras supusieron otros 103.000 euros costeados por el presentador, que actualmente lo mantiene gracias a donaciones, pasantías en el santuario (visitas desde 350 euros un día a 1.990 euros por cinco días) y las suscripciones de sus canales de internet. En concreto, Cuesta percibe de YouTube entre 12.000 y 14.000 euros al mes, un dinero suficiente para mantener un nivel de vida muy holgado, pero corto para mantener un terreno de las proporciones del Santuario.

En Tailandia, los extranjeros no pueden poseer terrenos, o al menos, no la mayoría de los mismos. Es posible poseer una propiedad en pleno dominio si se adquiere una unidad de condominio y la persona tailandesa posee un mínimo del 51% del terreno. Por este motivo, el terreno está a nombre de Yuyee con la idea, según contaba Cuesta en sus redes sociales, de que sus hijos lo heredaran al cumplir la mayoría de edad. Zorro, con nacionalidad tailandesa y 18 años recién cumplidos, sería el legítimo heredero del terreno.

Coincidiendo con el inicio de una nueva relación en la vida de Yuyee, la tailandesa comenzó a pedir a Cuesta un alquiler por el santuario y se negó a ponerlo a nombre de sus hijos. «Se me ha dado un ultimátum de ‘lo tomas o lo dejas’, y yo obviamente no quiero perder este santuario, que sería una conmoción, no para mí, sino para muchos animales que habría que cazarlos, meterlos en cajas y llevarlos a centros de rescate. Los animales, en este sitio, ya tienen todo, y perder el santuario para mí sería un desastre ecológico y personal, y no lo puedo dejarlo ir», señalaba Cuesta en sus redes.

«He dado opciones de todo tipo. He ofrecido 50.000 dólares y que el santuario estuviese dividido en cuatro partes, tres de mis hijos y una parte para su madre. He ofrecido un 40% para la madre y un 60% para mis hijos y tampoco. He ofrecido un 49% para la madre y un 51% para mis hijos, y tampoco«, contaba el herpetólogo. Al margen del alquiler, otra opción que le dio Yuyee fue abonar 225.000 euros en cuatro veces, y en cada una de ellas, la tierra se dividiría en una parte.

«Se ha aprovechado de que no puedo tener la tierra en Tailandia y de la situación de que no puedo perder este santuario, de que sabe que no voy a dejar esto, y de que hago todo por mis hijos», lamentó el español.  «Mucha gente dirá que esto es un chantaje. Sí, pero es legal. Yo tengo que pagar el santuario que construí y recomprarlo a la persona en la que yo confiaba», añadía.


¿Qué ocurrirá con el Santuario?

En principio, el terreno seguirá funcionando, pero no sin un enorme esfuerzo económico para su mantenimiento. Por ahora, el extenista está haciendo maratón de directos en Kick, una plataforma del estilo de Twitch, y sigue subiendo vídeos a diario en YouTube, con el objetivo de recaudar fondos a través de las suscripciones, visualizaciones y donaciones. De la misma manera, el biólogo ha rogado ayuda a todos los personajes famosos e influencers que conoce, muchos de los cuales han visitado su santuario y aparecido en vídeos con él. El naturalista busca, con esta maniobra, ser capaz de recaudar, al menos, el dinero del primer pago que le exige Yuyee.

«He montado una asociación, dos refugios y un santuario y ahora quiero montar uno en mi país«, afirmaba en su día Cuesta. Sin embargo, visto lo visto, el segundo santuario en España tendrá que esperar a que la situación del primero esté bajo control.

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