El levantinismo no puede tener mejores argumentos para amarrarse al optimismo que lo ofrecido por el Levante en una pretemporada que bajó su persiana con victoria en el Martínez Valero. Los de Julián Calero vencieron por la mínima contra el Elche (0-1) y se llevaron el trofeo Festa d’Elx hacia València para ponerle la guinda a unas semanas de preparación sobresalientes.
El conjunto levantinista cierra la pretemporada con cinco victorias y dos empates, ambos frente a equipos de Primera División, después de saber jugar sus cartas ante los pupilos dirigidos por Eder Sarabia. Los locales dominaron el esférico y llevaron la manija del choque, pero el Levante, cuando puede golpear, golpea. Sucedió en Teruel y ocurrió ayer en Elche cuando, superada la media hora de partido, Pablo Martínez lanzó un disparo desde media distancia que fue imparable para Badía. Su gol también sirvió para endulzar una pretemporada del ‘10’ sobresaliente. Su futuro está en el aire, pero, de quedarse a este nivel, sería diferencial.