Una de las imágenes de los pasados Juegos Olímpicos fue el abrazo en un estadio vacío por la pandemia entre el italiano Gianmarco Tamberi y el qatarí Mutaz Esha Barshim, quienes decidieron no seguir saltando y compartir la gloria olímpica con un doble oro en altura.
Los dos estaban presentes este sábado en el cierre del atletismo en un repleto Stade de France (a la espera de la maratón femenina del domingo), pero esta vez no hubo abrazo. El transalpino confirmó las dudas de la calificación y acabó undécimo tras no poder con 2,27 (superó a la tercera los 2,22).
Mientras, Barshim fue bronce con 2,34 y no se repitió para nada lo sucedido en Tokio, ya que el estadounidense Shelby McEwen y el australiano Hamish Kerr fallaron sus tres saltos sobre 2,38 y decidieron ir al desempate, donde reinó el oceánico al saltar a la primera. Corrió hacia el centro del estadio como si de su compatriota Jessica Hull se tratase.
Dúo de cracks
Los grandes atletas odian perder y saben rehacerse tras las derrotas como acaban de demostrar Jakob Ingebrigtsen tras su cuarta posición en 1.500 y Faith Kipyegon tras su plata en 5.000 por detrás de su compatriota Beatrice Chebet y… gracias, porque fue descalificada en primera instancia por utilizar los codos en exceso.
El escandinavo optó por una táctica diferente en la final de 5.000 tras volver a correr con orejeras los 1.500 y caer como en los dos últimos mundiales a manos de los británicos Jake Whightman (en Eugene 2022) y Josh Kerr (en Budapest 2023). En París 2024 vez ni tan siquiera subió al podio. Fue cuarto.
Ingebrigtsen dejó que los etíopes llevasen el peso de la carrera e incluso el hispanoburundés Thierry Ndikumwenayo mandó durante una vuelta. Su tiempo era el último 400 y ahí no vaciló, ganando con mucha más claridad que el año pasado en Budapest cuando superó al ‘castigado’ hispanomarroquí Mohamed Katir en los últimos metros.
El campeón olímpico del ‘milqui’ en Tokio ni siquiera miró hacia atrás para cruzar la meta claramente primero con 13:13.66 con una felicidad que expresó más de lo habitual, por delante del keniano Ronald Kwemoi (13:15.04) y de Grant Fisher (13:15.13). El estadounidense repitió la medalla del 10.000 con una espectacular recta que apeó del podio al refugiado Lobalu.
Tres cuartos de lo mismo sucedió en la final femenina de 1.500. Faith Kipyegon venía de sufrir una decepción en los 5.000 metros, donde fue superada por su compatriota Beatrice Chebet en la última recta e incluso estuvo a punto de perder la playa al ser descalificada y posteriormente recalificada.
La ‘recordwoman’ mundial de la prueba tomó la cabeza al penúltimo paso por meta y fue acelerando para vencer con 3:51.29 (récord olímpico) mientras por detrás primero la citada Jessica Hull (3:52.56) y sobre la meta la británica Georgia Bell (3:52.61) sacaban de las medallas a la etíope Welteji (3:52.75), mientras la segoviana Águeda Marqués era undécima con otra marca personal (4:00.31).
Los otros campeones
La final de 100 vallas fue excitante y trajo consigo la primera y única medalla del atletismo francés en estos Juegos con Cyrena Samba-Mayela como protagonista gracias a su plata con 12.34, a una centésima de la sorprendente estadounidense Masai Russell (12.33) y con la boricua Jasmine Camacho-Quinn (12.36), quien bajó dos escalones tras su título en Tokio 2020. La gran derrotada fue la ‘recordwoman’ mundial bahameña Devynne Charlton (sexta con 12.56).
En jabalina reinó desde el principio la mejor de largo del panorama actual. Dotada de un físico espectacular con 1,80 y una potencia de tren superior extraordinaria, la japonesa Haruka Kitaguchi ya es la vigente campeona mundial y olímpica con los 65,80 que lanzó en su primer intento. La siguieron la sudafricana Van Dyk (63,93) y la checa Ogrodnikova (63,68), forjada por el gran Jan Zelezny (‘recordman’ mundial con 98,48 y el gran ídolo del que firma). Excelente la hispanocubana Yulenmis Aguilar, sexta con 62,78.
Por último, Estados Unidos se impuso en los dos relevos largos. Chris Bailey, Vernon Norwood, Bryce Deadmon y el campeón del ‘4 vallas’ Rai Benjamin acreditaron 2:54.43 (nuevo récord olímpico) pese al acoso final del rey del doble hectómetro botswano Letsile Tebogo (2:54.43 con récord de África) y la Gran Bretaña del subcampeón de la vuelta a la pista Hudson-Smith fue bronce con 2:55.83 (récord de Europa).
En féminas, la vallista Samier Little, la reina de las vallas Sydney McLaughlin-Levrone, la campeona del doble hectómetro Gabby Thomas y Alexis Holmes lograron la segunda mejor marca de la historia (3:15.27), a tan solo 10 centésimas del récord que tiene la Unión Soviética. Por detrás, otra remontada de la gran Femke Bol dio la plata a Países Bajos con récord nacional (3:19.50) y el bronce fue británica también con récord nacional (3:19.72).