En el Territorio del Norte de Australia, durante el ejercicio Pitch Black 24, se llevó a cabo una demostración de reabastecimiento de combustible en «pozo caliente» que involucró a los cazas F-22 Raptor de la Fuerza Aérea de EE. UU. y a los F-35A Lightning II de la Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF), destacando el Concepto de Empleo Ágil (ACE).
Este evento tuvo lugar en el interior de Australia, donde se realizó el mayor Ejercicio Pitch Black en los 43 años de historia de este entrenamiento militar. Con la participación de 20 naciones y más de 140 aeronaves, este ejercicio fue uno de los más significativos hasta la fecha.
La acción no se limitó al cielo, ya que los cazas furtivos de quinta generación de EE. UU. y Australia participaron en una maniobra terrestre clave: un reabastecimiento en «foso caliente». Esta actividad se diseñó para evaluar un Concepto de Empleo Ágil (ACE) y puso a prueba la eficiencia de las tripulaciones en un reabastecimiento de combustible acelerado.
El Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos (PACOM) comentó que «esta demostración de interoperabilidad en un entorno austero destacó la perfecta integración de fuerzas y una colaboración eficiente entre aliados».
Durante las maniobras, los F-22A Raptors del 27º Escuadrón de Cazas Expedicionarios de EE. UU. y los F-35A Lightning II del 75º Escuadrón de la Base RAAF Curtin en Australia participaron en el reabastecimiento en caliente en un lugar remoto. Estos ejercicios buscan igualar la importancia de las tripulaciones con la de los pilotos, ya que este tipo de reabastecimiento reduce el tiempo en tierra de las aeronaves de cuatro a seis horas a aproximadamente una hora, permitiendo un rápido retorno al combate.
El piloto «Faux» del 90th Fighter Squadron, quien piloteó un F-22A Raptor, expresó que «hemos demostrado la capacidad de la USAF y la RAAF para integrar los F-22 y F-35 y desplegarlos en una base vacía en el interior del oeste de Australia». Añadió que esta misión probó su capacidad para operar en cualquier lugar y momento junto a sus aliados, destacando la importancia estratégica de la RAAF Curtin para mantener un Indo-Pacífico libre y abierto.
La planificación meticulosa fue clave para el éxito de este ejercicio, que requería que los aviadores del 27.º Escuadrón de Cazas Expedicionarios y el personal de la RAAF reubicaran elementos logísticos vitales, como personal de apoyo, combustible y carga. Las tripulaciones debían estar listas para actuar inmediatamente al aterrizar los aviones.
El sargento mayor Luke Ashman, jefe de la sección de aeronaves del 27.º Escuadrón, señaló que «estamos dispuestos a asumir riesgos si eso significa una mayor agilidad y capacidad de combate», resaltando que la operación se desarrolló sin contratiempos, ya que la RAAF parecía operar en perfecta sintonía con ellos.
Este ejercicio en un entorno remoto reafirmó que los F-22 y F-35, a pesar de ser avanzados aviones de combate de quinta generación, no dependen de instalaciones sofisticadas para cumplir su misión. Los equipos demostraron que estas aeronaves pueden aterrizar en lugares aislados, reabastecerse y volver al aire para completar sus misiones.
El piloto Faux también destacó que «siempre es un desafío operar en bases no completamente desarrolladas», pero el objetivo es continuar desarrollando técnicas y procedimientos para ubicaciones operativas no estándar. Con el apoyo del personal y aviones tanto de la USAF como de la RAAF, se recopilaron datos valiosos que servirán para futuras operaciones ágiles en entornos remotos.