El puerto a coronar en París era alto -2,01 metros de altitud- y pesado -por encima de 92 kilos-. Más todavía el histórico del boxeo español, que nunca se ha colgado una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Ayoub Ghadfa no pudo coronar ninguno en Roland Garros. Aunque escribe su nombre con letras plateadas en los libros del deporte olímpico español. Una medalla de plata majestuosa. 

Jalolov, serio de principio a fin, se presenta en Roland Garros sin perder un combate amateur a tres asaltos desde 2017 y ya como profesional acumula un balance de 14 victorias en 14 combates, todas, absolutamente todas por K.O. Se colgaba el cartel de favorito desde que arribó en París. 

Sin embargo, Ayoub se planta tranquilo. Sonriendo y con cara de no haber roto un plato. Inicia el combate tranquilo, midiendo las distancia ante un ogro de más de dos metros. El vigente campeón olímpico no solo gana, sino que convence. Jalolov salió como un huracán. Se llevó el primer asalto de manera clara. Después de conectar contundentes golpes y llegar más a su rival.

Provocó la primera cuenta de protección que inclinó la balanza de los jueces, por si había dudas, en el primer tanteo. El español entró al segundo asalto más metido. Perdiendo el respeto que infunde tener delante a uno de los mejores púgiles de la historia. «Respira fuerte, estás peleando muy bien», le arengaba su equipo desde la esquina.

Dio un paso adelante. Buscaba más el cuerpo de un Jalolov que disfrutaba sobre el cuadrilátero. Se gustaba. Ayoub se enfrentaba al reto más difícil de los Juegos Olímpicos, un Jalolov imponente sobre el cuadrilátero y con un recto de derecha que el español intentó evitar a toda costa, pero en cuanto se le pasó la frescura de piernas para salirse de la distancia, le llegaron dos manos de poder.

Gloria plateada

Dos cuentas de protección, a falta de diez segundos para el final del primer round y otra tras el sonido de la campana que hicieron que a Ayoub le fallasen las piernas, rozando la caída. No cayó, pero sí sus opciones de ganar el oro. Un claro 5-0, además con uno de los jueces dándole solo ocho puntos al español por los diez al uzbeko.

El minuto de descanso le sirvió a Ayoub para reponer fuerzas, pero no encontró la forma de hacer daño a Jalolov más allá de las manos rectas al cuerpo que, sin embargo, no mellaron en el físico del uzbeko. Cayó Ayoub también en el segundo asalto y en el último, ya con la pelea perdida, fue hacia delante, pero no asumió riesgos innecesarios en un combate que se le escapó en el primer asalto.

Eso sí, el marbellí se va de París con una medalla de plata al cuello y con el mejor resultado de un boxeador de la expedición española en los Juegos Olímpicos. Ayoub, el chico que recibía bullyng y se apuntó a boxeo para defenderse ya es subcampeón olímpico. El tipo de la sonrisa y la cara de tío bueno lo volverá a intentar en Los Ángeles 2028. 



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