Menos mal que lo que estaba en juego era únicamente la oportunidad de completar una pretemporada invicto e imbatido y que aún no había puntos en juego. Porque si lo que pasó en Teruel sucede dentro de siete días en Cádiz, el Real Zaragoza ya habría dado el primer disgusto a los suyos al perder, en la última jugada y tras una sucesión de graves errores, un partido en el que fue superior y se hizo acreedor a un triunfo que la madera evitó en dos ocasiones. Primer gol en contra y primera derrota del verano, sí, pero si ha de servir para tomar nota y corregir de cara al estreno liguero, puede darse, incluso, hasta por bien empleado el ligero fastidio.
Calero y Víctor encararon la cita de distinta manera. Mientras el técnico aragonés puso en liza un once que no será muy diferente al que estrenará, dentro de una semana, el campeonato liguero, el del Levante, en cambio, aparecía repleto de chavales del filial. Y es que el partido no era el último amistoso para los valencianos, que este sábado se enfrentarán al Elche para poner el colofón al verano.
El test, estaba claro, adquiría más relevancia para un Zaragoza dispuesto a abrochar la pretemporada con el candado en la puerta y con un pleno de victorias que le hiciera llegar a Cádiz con el guapo subido y la moral por las nubes. Y el choque no empezó mal. Como siempre cuando Víctor está en la banda, el Zaragoza se concebía a través del balón. Con Marc y Moya en la sala de máquinas y un hiperactivo Liso en la izquierda, el gran protagonista de toda la primera parte fue, sin embargo, Soberón. El delantero, que llegó sin hacer mucho ruido, se está erigiendo en una de las sensaciones del verano a base de movilidad, dinamismo, desmarques al espacio, capacidad de trabajo y una especialidad habilidad para estar siempre donde debe. Hasta dos veces se estrelló con la madera el cántabro, sin duda, el mejor antes del descanso.
El primer aviso, apenas iniciado el choque, fue de Jair, cuyo cabezazo se marchó al lateral de la red tras una falta botada por Moya. Apenas unos minutos después era Azón el que no llegaba por poco a un buen centro del propio Soberón previa asociación con un Liso convertido en un incordio constante para Xavi Grande. El canterano, antes del primer cuarto de hora, puso mal la cabeza al enésimo envío medido de Tasende para dar paso a la primera ocasión del Levante, que rozó el tanto con un pase de la muerte de Álvarez que Espí, de forma incomprensible y con todo a su favor, embocó mal.
Apenas rebasada la media hora, Soberón y el poste se encontraron por primera vez a través de un disparo envenenado del atacante, vencedor del duelo con un rival en la búsqueda de un balón perdido. Dela, con una falta directa que se perdió no demasiado lejos del palo, hizo que el Levante reaccionara, pero Soberón, en otra jugada para enmarcar, volvió a acercar al Zaragoza al gol al mandar al larguero un disparo a la media vuelta que, como el anterior, también mereció mejor suerte.
Calero aprovechó el descanso para realizar cuatro cambios en el once granota, mientras que Víctor solo recurrió a Bazdar como recambio de Azón. Con el 4-4-2 en fase defensiva como sistema más utilizado, y probando el 4-2-3-.1 en ataque, el técnico no tardaría en volver a dar minutos a Francho y a Keidi Bare para ensayar un 4-1-4-1 en el que el delantero serbio nunca se encontró demasiado a gusto.
El Levante, cada vez con menos críos en el campo, vio de cerca a Femenías merced a una internada de Víctor que se topó con Tasende a apenas un par de metros del meta zaragocista, poco antes de que Navarro hiciera lo propio en el otro área con una galopada de Calero para abocar al partido a una fase anodina marcada por los cambios, el calor y el tedio.
Iván Romero (buen delantero este) probó fortuna con un disparo lejano que se marchó alto por poco y, cuando ambos equipos esperaban el final, el Zaragoza ofreció un recital de errores tras un saque de banda propio que hicieron las delicias de Lozano, cuyo disparo, tras error de Francho en el despeje y de Bare en el intento de cabecear el balón, destrozó a un Femenías disfrazado de estatua.