No trata el título de la pedrea de la lotería de Navidad cantada de forma monótona por los niños de San Idelfonso. Somos muchos los que insistimos en el valor paisajístico, cultural, social y ambiental del mosaico agroforestal mediterráneo. A raíz de los incendios forestales de Vall d’Ebo y de Betxí de 2022 se desató una reacción social y académica que insistió en que el cambio climático no es el único desencadenante de los mismos. Nadie parece darse cuenta de una gestión agroforestal inexistente, en la que la opinión pública ignora el hecho de que un elevado porcentaje de las superficie forestal es privada y en la que los «cuñados» reclaman a la administración que contrate a parados para que “limpien” el monte, a la vez que sospechan de que todo es una conspiración de Aemet y los burócratas de la Unión Europea contra los agricultores españoles.

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