Estados Unidos no terminó totalmente satisfecho con sus prestaciones en el atletismo hace tres años en los Juegos Olímpicos de Tokio pese a que dominó el medallero con 26 medallas.
De ellas, siete fueron de oro en su peor actuación desde el boicot a Moscú 1980, igualando los títulos olímpicos conseguidos en Sydney’00 y Pekín’08 en plena ‘era Usain Bolt’, a años luz de los 16 oros de Los Ángeles’84 con cuatro de ellos de Carl Lewis.
Esos siete oros de Tokio no cambiaron nada en el panorama deportivo del país norteamericano, porque las estructuras funcionan y tan solo se han centrado las exigencias en analizar lo sucedido, corregir los errores y potenciar lo mucho que seguía funcionando bien, explicó a Prensa Ibérica un periodista estadounidense.
El deporte universitario es el mejor organizado del mundo y, lo más importante, de largo el más competitivo. Ese espíritu de duelos y de exigencia al más alto nivel no nace en las Universidades, «sino mucho antes, desde el colegio, con competiciones organizadas y finales al más alto nivel tanto en los estados como a nivel global».
Nada que ver con España, donde el deporte universitario es en ocasiones hasta un estorbo por la necesidad de disponer de pistas para partidos y para torneos. La mayoría de los universitarios de nivel juegan en Liga LEB (Oro o Plata) y no tiene motivación alguna para hacerlo con su Universidad en ligas muy menores sin ningún seguimiento.o
Donde brilla especialmente el deporte universitario estadounidense es en la natación y en el atletismo. «En natación se esperaba más de Estados Unidos en París (ocho oros por los 11 de Tokio y los 16 de Río con Phelps y Ledecky juntos), pero eso no hará que se cuestione la inversión», replica otro periodista estadounidense.
«Lyles, not anymore»
Ambos coincidieron al ser preguntados sobre si hay alguna posibilidad de que Noah Lyles dispute la final de 4×100 metros o participe en el relevo largo. «Noah (Lyles) won’t compete anymore at Paris (no competirá más en París)», dijeron de manera simultánea.
El de Florida llegada a los Juegos como tricampeón mundial (100, 200 y 4×100 metros) y con el objetivo de repetir ese hito o incluso de aumentarlo con una hipotética participación en la final de 4×400 metros pese a las dudas de muchos, incluido el campeón olímpico de la vuelta a la pista, Quincy Hall.
Sin embargo, el estadounidense ha sufrido la ira del covid tras imponerse en los 100 metros y tan solo pudo ser bronce en su prueba fetiche, los 200 metros. Ya no competirá más en los Juegos. Se va con dos medallas y como ‘rey’ de la velocidad, pero un tanto decepcionado. No debería estarlo. Tiene mucho mérito lo que hizo el jueves en el doble hectómetro.