Victor Pardo es mucho más que un magnífico cocinero. Fanático del fútbol y culé hasta la médula, el catalán “mima” a algunos de los mejores deportistas del planeta en su restaurante ‘La Bonaigua’, situado en Sant Just Desvern y en el que ha recibido a figuras como Pau Gasol, Alexia Putellas, Pedri o Pep Guardiola, uno de sus grandes ídolos. De hecho, en su local recibió a este último y a todos sus exjugadores del filial azulgrana en motivo del documental ‘Guardiola, el primer título’ hace escasas semanas. Formado en el equipo del Celler de Can Roca o Quique Dacosta, Victor es la tercera generación de este restaurante familiar que se ha convertido en un sitio de peregrinación para muchos. En su otro local, Can Ugal, que recién inicia su camino en Les Corts, recibió a Hansi Flick pocos días después de ser nombrado nuevo técnico azulgrana.
Antes de chef soñaste con jugar al fútbol, ¿no?
Yo empecé jugando a fútbol en el pueblo, en Sant Just, se me daba bien, y después me fichó la Damm. Llegué a jugar mucho en la División de Honor. En uno de los veranos el FC Barcelona se fijó en nuestro equipo, como pasa muchas veces en la Damm. El entrenador que venía a vernos era Rodolfo Borrell, el que ha sido ayudante de Guardiola muchos años. Estuvo toda la Liga detrás de nosotros y, cuando acabó la temporada, me dijo “Victor, quieres venir con nosotros?”. Y entonces fui yo con Cristian Tello al juvenil B del Barça, donde había jugadores como Oriol Romeu, Manu Trigueros, Carles Planes, etcétera. Después volví a la Damm, estuve medio año y después me fichó el Albacete. Llegué a ir a entrenamientos con el primer equipo, en Segunda División por entonces, pero ahí empezaron mis problemas crónicos de rodilla que llevaba arrastrando un tiempo.
¿Te veías haciendo carrera?
Hostia, es que es muy difícil. Cuando estás sumergido en el mundo del fútbol no tienes tiempo de pensar. O sea, es que son cada día entrenamientos de dos, tres horas, y sabes seguramente que hay partido. Lo más probable es que no.
¿Las lesiones te afectaron a nivel mental?
Bueno, psicológicamente… Mira, a las dos semanas de encontrar un club en Barcelona después de Albacete, me lesioné. Primer partido, meto dos goles y al segundo entrenamiento me lesiono porque no estaba bien. O sea, hay el factor psicológico que te encuentras un ambiente radicalmente diferente al que habías estado, dinámica de Segunda División, etc.
Aquí pones fin a tu andadura en los campos de fútbol… ¿Cómo aparece después la cocina?
Bueno, yo quería entrar a INEF, pero no pude y entré a Psicología. Claro, me pusieron un libro de 1.500 páginas y fue un desastre (risas). A los seis meses lo dejé y dije “me gusta la cocina, vamos a probar”. Yo nací en un restaurante, toda la vida mis abuelos y mis padres tenían un restaurante de menús y empecé a estudiar cocina. Como llevaba la disciplina del fútbol, siempre, siempre, siempre daba todo para ser el mejor. Entonces me puse a estudiar y pude trabajar en las cocinas del Celler de Can Roca y de Quique Dacosta. Después, por la jubilación de mis abuelos, pude entrar en La Bonaigua.
Un restaurante familiar de menús de toda la vida…
Sí. Se creó en el año 1990 con mis abuelos y mis padres. Lo abrieron todos juntos. Yo cuando entré quería hacer más cosas que ya no entraban en el menú. Hice una carta atractiva y a partir de aquí hubo la evolución, el cambio, la transición del menú a la carta.
¿Es aquí donde empiezas a recibir personalidades del mundo del deporte?
Algunos venían pero, claro, no con tanta intensidad. Ahora llaman para reservar y pedirme una mesa. Yo se la doy, claro. Encima aquí tienen un espacio de intimidad y privacidad que valoran mucho. A partir de aquí empezó a venir mucha gente del Barça como Masip, Laporta, jugadores como Pedri… Es un lugar al que vienen de manera regular, se sienten cómodos. Vienen con sus agentes o amigos y están genial.
¿Cómo viviste el día que vino Pep para su documental?
Para mí, es un ídolo. A mi me llama un amigo de BTV, me explica un poco el proyecto y me dice que el último capítulo es hacer una cena de reencuentro y que le gustaría hacerla en La Bonaigua. Fue brutal. Cerramos el local un domingo solo para ellos. Con Pep Guardiola fue genial, muy simpático. Fue encantador, como siempre.
Hablando de entrenadores, fuiste el primero en recibir a Flick en un restaurante ya como nuevo míster del Barça…
Sí, en Can Ugal, mi nuevo proyecto. Fue a través de un amigo/contacto de Múnich cocinero, y me dijo que Hansi estaba en Barcelona y que quería verme. No nos conocíamos y, al vernos, se levantó y me dio un abrazo. Eso tiene mucho valor. Muy buena persona y muy agradable. Como entrenador aún no lo conozco mucho, espero que nos ayude, pero en persona me transmitió cosas muy positivas.
¿Para acabar, un pronóstico para esta temporada?
Difícil. Lo que quiero como culé es un proyecto ganador. Suenan nombres como Nico Williams, viene Dani Olmo… no sé. Lo que quiero es un equipo que pelee por todo. Con Hansi Flick y los jóvenes veo proyecto, más todavía viendo lo que ha hecho Lamine Yamal en la Eurocopa de Alemania. Hay mucho trabajo por hacer, pero tengo muchas ganas de la temporada.