Para un docente que desea lograr una plaza fija, el camino puede llegar a ser comparable al calvario de Sísifo, un personaje de la mitología griega condenado a empujar constantemente una roca por una colina. Deben esperar por la convocatoria de unas oposiciones, prepararse durante meses o años, sacrificar parte de su vida, gestionar la incertidumbre constante y, al final del camino, competir con centenares o miles de personas que aspiran a lo mismo. Si además el proceso está orientado a reducir la alta interinidad en el sector educativo, que asciende al 40% en las Islas, conseguir la ansiada plaza sin experiencia previa es toda una hazaña.
En el concurso-oposición extraordinario a casi todos los cuerpos de docentes en las Islas, que congregó a 26.000 personas en junio para 1.145 plazas, se logró el objetivo y un total de 1.054 aspirantes que contaban con experiencia previa consiguieron su merecida plaza y, además, un total de 1.068 estaban en las listas canarias. Pero 91 personas lograron la gesta sin poder puntuar en el baremo de méritos, que valoraba con un 7 sobre 10 haber ejercido en centros públicos (a mayor antigüedad, más alta la nota).
«Me cuesta asumir que es real», reconoce Sara (nombre ficticio para preservar su identidad). En septiembre entrará como funcionaria en prácticas en un destino que solicitó para comenzar a desempeñar su trabajo como profesora de Secundaria. Hace unos tres años que aprobó el Máster del Profesorado y estas eran las primeras oposiciones a las que se presentaba, sin demasiadas expectativas más que entrar en lista porque carecía de los requisitos que exigía en el apartado 1 de la baremación de méritos y era consciente de que se trataba de un proceso extraordinario en consonancia con el mandato europeo que exigía a España reducir el abuso de la temporalidad.
«Tenía cero oportunidades sin méritos y mucha gente ya iba con el no por delante, pero yo siempre tenía la esperanza y soy una persona que si empiezo una tarea, tengo que terminarla», agrega Sara. Desde que se publicara la convocatoria en noviembre de 2022 comenzó a prepararse. A pesar de que el Gobierno decidiera retrasar la celebración del concurso-oposición a junio de este año, retomó su rutina como opositora cuando supo que se celebrarían este año: dedicar unas seis y ocho horas al estudio, recibir clases de un preparador, encadenar trabajos precarios mientras vivía en casa de sus padres para poder mantenerse y, sobre todo, enfrentarse cada día a la ansiedad o la incertidumbre mientras se va acercando la fecha.
Pero Sara no ha estado sola en su camino y ha podido compartirlo con otra aspirante, María (también nombre ficticio), que conoció durante el Máster del Profesorado y que también logró plaza a pesar de carecer de experiencia previa. «Las dos empezamos juntas y caminamos de la mano tan pronto como pudimos (…) es fundamental compartir esto con gente que te comprende, que está pasando por lo mismo que tú», apunta Sara.
Durante los dos años en los que ha estado preparándose, María considera que opositar «es recordar las cosas que no hiciste», rememorando numerosas vivencias que vio pasar como espectadora mientras pasaba las jornadas frente a una mesa con un ordenador rodeado de papeles y subrayadores. Sin embargo, y de forma contradictoria, también reflexiona que «opositar solo es llevadero gracias a esos pequeños momentos de descanso en los que olvidas que estás opositando. Desde fregar los platos, conducir, hasta unas risas con tus amigos, unas palabras de aliento de tu familia, un capítulo de la serie al terminar el día, una cerveza fría, un bañito en el mar… creo que opositar es recordar las cosas que sí hiciste».
Una vez acabado el proceso y al ver su nota final, Sara no esconde que se sintió «liberada», a la par que «incrédula». Es consciente de la dificultad que entraña haber logrado la plaza sin experiencia previa gracias a una buena calificación la fase de oposición, que constaba de un examen y la defensa de la unidad didáctica, programa de intervención o programa educativo personalizado, pero ni mucho menos lo atribuye exclusivamente al esfuerzo, la constancia y la dedicación. En este sentido, apunta que de las 26.564 personas admitidas para realizar las pruebas, se presentaron menos de la mitad: 12.028 aspirantes en total.
Y es que este concurso-oposición para reducir la interinidad ha ido acompañado de otro proceso extraordinario de estabilización por méritos, con 3.945 plazas para estabilizar personal en abuso de temporalidad, donde basta con presentar la experiencia. Si bien este aún no está resuelto, pues la Consejería de Educación debe resolver las más de 25.000 reclamaciones recibidas tras la publicación de los resultados provisionales, en los que más de la mitad de las plazas se otorgaron en docentes fuera de las listas de Canarias.
Además, para celebrar las pruebas de la oposición se tuvieron que conformar 318 tribunales en más de 50 sedes en las cinco islas que las acogieron (Gran Canaria; Tenerife; Lanzarote; Fuerteventura y La Palma), con la variedad de formas para calificar que ello conlleva y el número determinado de plazas que tiene cada uno. También influye la cantidad de méritos que tengan para presentar el resto de aspirantes. «Es un proceso complejo e injusto y hay un componente de suerte, pero para que se dé debe haber un trabajo y un esfuerzo previo bastante potente», reconoce Sara.
«Ha sido bastante duro. Es una recompensa a largo plazo», añade Sara, quien a pesar de la alegría que supone haber conseguido la plaza, también reconoce que tuvo un sabor agridulce «porque ves que tus amigos y amigas no lo han conseguido y es complejo equilibrar tu celebración con lo complejo de saber que alguien que ha estado contigo preparándose no ha tenido la misma suerte».
Entre quienes consiguieron plaza sin experiencia previa, destaca la especialidad de Educación Infantil, con trece personas (aprobaron 393), o Educación Primaria, con ocho (aprobaron 210), ambas en el Cuerpo de Maestros y Maestras. También, pero en el Cuerpo de docentes de Secundaria, lograron plaza 14 aspirantes sin experiencia previa en la especialidad de Dibujo; nueve en Matemáticas; ocho en Lengua Castellana y Literatura; seis en Inglés o una en Geografía e Historia.
Además de este procedimiento, la Consejería de Educación ha anunciado la celebración de futuras convocatorias por concurso oposición con más de 2.700 plazas, para seguir reduciendo la interinidad entre los docentes isleños hasta el 8% exigido, que quedarán vacantes por jubilaciones, fallecimientos o renuncias desde 2022 a la actualidad y que se pueden incorporar en las siguientes ofertas de empleo, que sería de carácter extraordinario y se agregaría a las convocatorias ordinarias.
Aprobados sin plaza
Del total de personas que se presentaron al concurso-oposición para 55 especialidades aprobaron 4.542, lo que se traduce en que 3.397 aspirantes aprobaron, pero no obtuvieron plaza. El cuerpo de profesorado que congregó más postulantes fue el de Secundaria, con un total de 6.268 personas para 574 plazas, de las cuales aprobaron 2.174 (el 34,6%). Las especialidades a las que más personas se presentaron fueron las de Inglés (58 plazas), que registró 246 aprobados de 723 presentados; Educación Especial, Pedagogía y Terapéutica (98 plazas), con 336 aprobados de 723 presentados, y Geografía e Historia (28 plazas), con 206 aprobados de 691 presentados.
Para el Cuerpo de docentes de Maestros, que contaba con 449 plazas, se presentaron 4.687 personas, de las que aprobaron 2.138, es decir, el 45,6%. La especialidad en Educación Infantil, que ofertaba 133 plazas, congregó a 1.689 aspirantes y aprobaron 2.138 (el 50,9%). Y en Educación Primaria, con 56 plazas, aprobaron 540 de las 1.370 personas que se presentaron, el 40,6%.
En el Cuerpo de Profesorado de Especialistas en Sectores Singulares de Formación Profesional, que contaba con 130 plazas, se postularon 489 personas, de los que aprobó el 26,5%. En Artes Plásticas y Diseño (29 plazas), aprobaron 121 de 337 presentados y en el de Taller de Artes Plásticas y Diseño, aprobaron 2 de 16 que acudieron, justamente las dos plazas ofertadas.