Casi en un abrir y cerrar de ojos la pretemporada ha transcurrido y la jornada uno de LaLiga en la temporada 2024/25 está a punto de comenzar. Al Valencia solo le resta un test de verano más antes de recibir al FC Barcelona en su debut liguero el próximo 17 de agosto. Y lo hará con más dudas que certezas, tanto en la confección de la plantilla como, por consecuencia, en el rendimiento de la misma. Hasta ahora, los partidos amistosos no han dejado ni mucho menos buenas sensaciones, sino todo lo contrario. Han mostrado al máximo las muchas carencias de un equipo que implora refuerzos en todas las líneas y que, un verano más, están tardando mucho más de la cuenta en llegar. Rubén Baraja, que se había ganado más que nadie un esfuerzo del club en el mercado por su descomunal rendimiento desde su llegada al banquillo, no ha recibido tal recompensa y está obligado a preparar, con la plantilla a medias, un inicio de liga de una complejidad máxima, probablemente de los más difíciles en los últimos años.

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