Hay momentos que sirven para entender muchas cosas. Justo antes de comenzar el partido en que la selección española de waterpolo iba a pasar por encima de Canadá en los cuartos de final, las jugadoras se dispusieron a escuchar el himno. Todas ellas estaban cogidas de la mano. Alguna de ellas no daba la mano porque sí, sino que imprimía la fuerza suficiente que desvela un objetivo, un reto común. Anni Espar, una de las capitanas, clamó en una conversación con este diario que lo que más miedo le daba era no conseguir el primer oro olímpico de la historia de España. Viendo el rendimiento del equipo en estos Juegos de París, la prédica adquiere mucho sentido.
Antes de que lleguen las curvas de las semifinales de este jueves, donde España, ahora sí, peleará por las medallas, hubo que seguir demostrando que el grupo ni pierde la concentración, ni pierde la determinación. Un amanecer sublime, en que fue sumando goles en cada una de sus posesiones con un juego coral e incontrolable para las sufridas canadienses, permitió a las españolas encarar el resto del duelo con una placidez inusitada.
El brazo de Elena Ruiz, que ejecuta los lanzamientos con tanta rapidez como dureza, mostró el camino a la goleada. El primer parcial concuyó con un 2-6. A partir de aquí, Miqui Oca pudo ir rotando y probando mientras iba pasando el tiempo ante el jolgorio de los aficionados que se acercaron a la monumental piscina construida en La Défense.
Hasta ocho jugadoras diferentes marcaron para España, con la jovencita Elena Ruiz, que a sus 19 años ya disputa sus Juegos Olímpicos, como punta de lanza. Ella se apuntó 4 tantos, uniéndose al festival Paula Crespí (3), cuyos Juegos están siendo impacables, Judith Forca (2), Bea Ortiz (3), Isabel Piralkova (1), y la vieja guardia, con Anni Espar (2), Maica García (2) y la capitana, Pili Peña (1), al frente.
Hasta la portera Martina Terré, con un 60% de paradas, demostró que, a esta España, al menos por ahora, no se le adivinan puntos débiles. Las semifinales medirán cuán lejos está el firmamento.