Hay momentos que sirven para entender muchas cosas. Justo antes de comenzar el partido en que la selección española de waterpolo iba a pasar por encima de Canadá en los cuartos de final, las jugadoras se dispusieron a escuchar el himno. Todas ellas estaban cogidas de la mano. Alguna de ellas no daba la mano porque sí, sino que imprimía la fuerza suficiente que desvela un objetivo, un reto común. Anni Espar, una de las capitanas, clamó en una conversación con este diario que lo que más miedo le daba era no conseguir el primer oro olímpico de la historia de España. Viendo el rendimiento del equipo en estos Juegos de París, la prédica adquiere mucho sentido.

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