El miedo se ha apoderado de las calles de La Puebla del Río, en Sevilla. Las horas del día de menos calor, el amanecer y el atardecer, es precisamente cuando los vecinos de este municipio tienen que encerrarse en sus casas y untarse de repelente. Los bares, comercios y bancos más próximos a los arrozales están cerrados porque los propietarios «tienen miedo» de abrir sus negocios y exponerse y los clientes de sentarse al aire libre por la tarde. Aquellos bares y restaurantes que sí lo hacen sirven a sus vecinos repelentes a la vez que tapas, para no hacer de las terrazas un lugar hostil.

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