El conflicto político venezolano y sus aristas laberínticas ponen por estas horas a prueba el liderazgo regional de Luiz Inacio Lula da Silva. El presidente brasileño empeña parte su capital político en una resolución de la crisis que enfrenta en trincheras irreconciliables al Gobierno y la oposición venezolanas como consecuencia de la cuestionada victoria en las urnas de Nicolás Maduro. Lula, junto con sus colegas de México y Colombia, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro, reclamaron días atrás la publicación «expedita» de los «datos desglosados de las elecciones». Sostuvieron que «el principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados». Consideraron además que «las controversias» deben ser «dirimidas por la vía institucional» y sin injerencias. Los tres países expresaron a su vez la «disposición para apoyar los esfuerzos de diálogo y búsqueda de acuerdos que beneficien al pueblo venezolano». Pero Lula ha querido sumar al esfuerzo de los Gobiernos progresistas a Chile y con ese propósito aterrizó en Santiago para entrevistarse con su homólogo Gabriel Boric.

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