Carolina Marín estremeció al mundo el pasado domingo con un pasaje que quedará para siempre grabado en la historia de los Juegos Olímpicos. La volantista onubense se destrozó su rodilla derecha mientras disputaba las semifinales del cuadro femenino de bádminton frente a la japonesa He Bing Jiao

Con el partido encarrilado y un set en el bolsillo, Carolina se relamía ya pensando en que el pase a la final era un hecho más que cantado. Sin embargo, en ese momento, un mal apoyo en un rectificado hacia atrás le hizo revivir todos sus fantasmas. Nada más caer, ella ya sabía que su camino en París había terminado. 

«Me he roto», le decía su entrenador Fernando Rivas mientras cojeaba de manera ostensible. Aunque Carolina intentó continuar, fue imposible. Tuvo que retirarse y sus gritos de desesperación helaron por completo la ciudad de París. Este lunes llegaba a España para pasar directamente por el hospital donde confirmaron sus peores pronósticos: rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y de los meniscos internos y externos. 

No solo era el peor panorama posible, sino que era volver a la pesadilla que ya había sufrido en el año 2019, cuando se destrozó la misma rodilla, y en 2021, cuando se rompió la misma articulación, pero de su pierna izquierda, a dos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio. 

Como por aquel entonces, Carolina Marín era la gran favorita al oro en París ya que su rendimiento hasta el momento así lo acreditaba. Por eso, esta lesión ha resquebrajado el estado anímico de una de las mentalidades más fuertes en la historia del deporte. Tras pasar el mal trago de conocer su diagnóstico final, ‘Caro’ ha querido compartir una reflexión con todos sus aficionados tras reconocer que atraviesa «uno de los momentos más difíciles» de su vida

Carolina Marín, en trance

Nadie sabe si Carolina Marín estará en los Juegos de Los Ángeles de 2028. Ni si la última imagen olímpica que tendremos de la campeona en el año 2016 serán sus lágrimas sobre La Chapelle de París. Ahora mismo todo son incógnitas tanto en el presente como en el futuro de la estrella española. 

La jugadora salida desde Huelva que decidió enfrentarse al imperio asiático en un deporte que nadie ha dominado como ella afronta ahora uno de los trances más complicados de su vida. Ella, que sabe lo que es lidiar con la pérdida de un padre sin dejar de lado su carrera deportiva, encara ahora los primeros pasos de un camino que ya ha recorrido dos veces. 

Una travesía que no por ser conocida deja de ser inmensamente dura. Quizás, volver a marcar esos pasos son la parte más difícil. Tras pasar por las manos de los médicos en Madrid, nada más aterrizar de París, la deportista andaluza ha compartido un mensaje en sus redes sociales donde ha querido dejar pistas de lo que pasa ahora mismo por su cabeza. 

Marín no oculta el tremendo sufrimiento que la inunda en estos momentos: «Han pasado unos días, pero necesitaré más tiempo para asimilarlo bien. Supongo que la vida nos pone en situaciones que no queremos vivir y que nadie merece, pero debemos asumirlo y llevarlo de la mejor manera posible».


Carolina Marín, destrozada tras lesionarse de su rodilla en los JJOO de París junto a su entrenador Fernando Rivas.

Reuters

Pero a pesar del tremendo dolor que siente, tanto físico como mental, la volantista se queda con el tremendo calor recibido durante las últimas horas, el cual asegura haber sido mayor que incluso en sus momentos de mayor éxito: «Nunca había recibido tanto cariño, está siendo inabarcable».

Carolina ha querido agradecer especialmente el apoyo brindado por su rival en ese maldito partido, la china He Bing Jiao, quien se preocupó por ella tras su grave ilusión y quien la homenajeó en el podio en el que se colgó la plata olímpica: «Seguro que me dejáis destacar a una persona: animé a He Bing Jiao a disputar un buen partido en la final porque la deportividad estaba por encima de todo. El momento en el podium es uno de los gestos más bonitos que han tenido hacia mí jamás y siempre le estaré increíblemente agradecida».

Por último, Carolina Marín ha querido desmarcarse del contexto negativo que ha tenido esta horrible lesión y ha confirmado lo que muchos esperaban y pocos dudaban: volverá a levantarse. Como reza su lema, «puedo porque pienso que puedo». Y así lo volverá a hacer.

«No me gustaría acabar sin recordar que a veces usamos el deporte como ejemplo para la vida. Y el domingo también fue así: si trabajas duro y te esfuerzas más que nadie en cumplir tus sueños, estos se pueden hacer realidad. Pero no siempre ocurre. Yo sí cumplí los sueños de la niña que salió de Huelva hace mucho tiempo, pero tenía otros por cumplir. No pasa nada, la vida sigue y yo seguiré buscando mis sueños. Ahora empieza otro camino, pero que ya conozco…».

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