El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha prometido este lunes mano dura contra los manifestantes de extrema derecha que han provocado importantes disturbios en varias ciudades del país en los últimos días en contra de la inmigración. “Esto no son protestas, es pura violencia. No toleraremos ataques contra mezquitas ni contra las comunidades musulmanas”, ha dicho Starmer tras la reunión del comité de emergencias Cobra, formado por altos cargos de su Gobierno, responsables de las fuerzas de seguridad y miembros del servicio de inteligencia. El ‘premier’ británico ha anunciado el despliegue de un cuerpo de agentes especializados, listos para intervenir en caso de nuevos disturbios, y ha prometido rapidez en la identificación y en el procesamiento por la vía judicial de los detenidos.
El Ejecutivo ha puesto el foco en la propagación de noticias falsas y de desinformación a través de las redes sociales como uno de los principales causantes de los disturbios, desatados el pasado lunes tras el asesinato de tres niñas en un evento infantil en la ciudad de Southport, en el noroeste de Inglaterra. Conocidos miembros de grupos de extrema derecha lanzaron información falsa sobre el atacante, al que vincularon con el islam y con los solicitantes de asilo, cuando en realidad se trata de un joven británico de 17 años, nacido en Gales y de padres ruandeses. “La ley criminal se aplica tanto a los que actúan a través de internet como a los que lo hacen en persona”, ha señalado Starmer para dejar claro que los agitadores a través de las redes sociales también serán perseguidos.
La policía ha detenido a más de 400 personas en los últimos días –cerca de 150 este domingo–, de los cuales más de una decena ya han pasado a disposición judicial. Una cifra que irá en aumento previsiblemente en las próximas horas. Starmer ha garantizado que habrá espacio suficiente en los centros de detención y en las cárceles británicas para albergar a los detenidos a pesar de la saturación registrada en los últimos meses, que ha obligado a retrasar juicios y a liberar a los presos menos peligrosos antes del cumplimiento de su condena. “Estamos monitoreando la situación a diario. Conseguiremos las plazas necesarias para llevar a los responsables rápidamente ante la justicia”, ha asegurado el primer ministro.
Debate parlamentario
Starmer ha descartado por ahora convocar al Parlamento, que se encuentra en el receso de verano, para debatir la situación. Una petición que han lanzado miembros del Partido Conservador, entre ellos la exministra del Interior Priti Patel, y también del partido de derecha populista Reform UK. Su líder, Nigel Farage, ha asegurado sentirse “totalmente consternado” por los niveles de violencia registrados en los últimos días y ha aprovechado la ocasión para cargar contra una inmigración “descontrolada” que “fractura a las comunidades”. El discurso antiinmigración de Farage le permitió convertirse en la tercera fuerza más votada en las pasadas elecciones en el Reino Unido, con más de 4 millones de votos.
Los disturbios de los últimos días han evidenciado la penetración del racismo y la xenofobia en una parte de la sociedad británica, especialmente entre los que apoyaron el Brexit y a Reform UK en los últimos comicios. El número de llegadas irregulares de inmigrantes está alcanzando nuevos récords este año, mientras que la concesión de visados a extranjeros también han alcanzado cifras nunca vistas en los últimos meses. El Ejecutivo ha prometido reducir los niveles de inmigración con un mayor control de las fronteras y con el combate a las bandas organizadas, pero los electores más cercanos a la derecha radical siguen decepcionados con unas políticas migratorias que consideran equivocadas e ineficaces.
Desinformación en las redes
La rápida circulación de vídeos y mensajes en las redes sociales con informaciones falsas, a través de personajes conocidos como el militante de extrema derecha Tommy Robinson o el influencer Andrew Tate –ambos con procesos judiciales abiertos–, ha puesto en alerta al Gobierno, que insiste en desvincular los disturbios del sentir mayoritario de la sociedad británica. “Esta turba violenta no representa a nuestro país y los llevaremos ante la justicia”, aseguró Starmer este domingo tras los disturbios ocurridos en ciudades como Tamworth o Rotherham, donde cientos de personas atacaron dos hoteles que albergan a solicitantes de asilo y se enfrentaron a la policía lanzando objetos y piedras contra los agentes.
El Gobierno ha anunciado que reforzará la protección de las mezquitas para evitar nuevos ataques contra la comunidad musulmana, mientras sigue adelante la identificación de las personas implicadas en los disturbios. “Los agentes han trabajado toda la noche para identificar a los sospechosos”, ha dicho este lunes la ayudante del jefe de policía de South Yorkshire, Lindsey Butterfield. “Podéis estar seguros de que, si estuvisteis allí, os encontraremos y rendiréis cuentas por vuestra participación”. El Ejecutivo confía en que las detenciones y la rápida actuación de la justicia ayuden a frenar la que ha sido la ola de violencia más grave en más de una década en el Reino Unido.