La pandemia ha dejado tras de sí varias ‘epidemias’, entre ellas la que engloba los problemas de salud mental, que se han disparado. El informe anual del Sistema Nacional de Salud, que el Ministerio de Sanidad ha publicado este lunes, revela que casi tres de cada diez personas (en concreto el 34% de la población española) padece algún trastorno, sobre todo ansiedad, insomnio y depresión.
Los trastornos de ansiedad han aumentado especialmente entre los jóvenes (menores de 25 años), sector de la población donde se han duplicado desde 2016 y han crecido casi un 30% desde justo antes de la pandemia, en 2019. Los trastornos de aprendizaje han crecido un 26,6% desde 2019 y los problemas hipercinéticos, los movimientos involuntarios del cuerpo, un 5,2%.
No obstante, la prevalencia de los trastornos mentales en conjunto, que ha crecido un 30% desde 2016, aumenta con la edad. Los valores más bajos se registran entre los niños de 0 a 4 años y los más altos en el grupo de más de 90 años. La afectación supera el 40% en la población de más de 50 y el 50% entre los mayores de 85%.
En concreto, la ansiedad, que es el trastorno más frecuente, afecta al 10% de la población, aunque con grandes diferencias por sexo: la padecen sobre todo las mujeres, el 14%, frente a un 7% de los hombres, y el 3% de los menores de 25 años. No obstante, la prevalencia ha bajado respecto a 2021, cuando se registró el máximo histórico.
Los psicofármacos
Las cifras del informe, sin embargo, solo reflejan las personas con diagnóstico, por lo que la incidencia de las enfermedades mentales podría ser mayor porque no siempre se acude al médico. Los estudios demuestran, por el contrario, que sí se abusa de los psicofármacos, con o sin receta.
En concreto, el informe 2023 indica que ha crecido el consumo de antidepresivos un 50% desde 2012 y el de hipnóticos y sedantes un 22%, hasta catapultar a España a la tercera y quinta posición entre los 21 estados miembros de la UE que presentan datos a la OCDE,
Pese al incremento de los trastornos mentales, un 75,5% de la población valora su estado de salud como bueno o muy bueno, pero el índice baja al 66% entre las personas con nivel educativo inferior.
Las muertes
Y las principales causas de muerte siguen siendo las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, que provocan más de la mitad de las defunciones, si bien con una tendencia descendente desde el 2012 (de un 7%).
Por ejemplo, la cardiopatía isquémica -enfermedad provocada por el estrechamiento de las arterias que van al corazón– ha pasado de representar 76,7 muertes por 100.000 habitantes en 2012 a 53,3 en 2022. La enfermedad cerebrovascular ha descendido de 64,2 a 44,0 muertes por 100.000 habitantes.
En el caso de los tumores malignos, la tasa de mortalidad se ha reducido en ese periodo un 12,2%, pasando de 242,9 a 213,2 muertes por 100.000 habitantes y la minoración ha sido el triple en hombres que en mujeres.
Entre las causas externas, la mortalidad por suicidio supone 8,8 muertes por cada 100.000 habitantes, siendo mayor en hombres que en mujeres.
La esperanza de vida
El informe refleja, además, que la esperanza de vida va poco a poco recuperándose, del bajón que sufrió debido al empuje del covid. Ahora se sitúa en 83,1 años, más cerca de los 83,5 años del 2019.
Las personas, al nacer, esperan vivir 79,4 años con buena salud: 77,4 años los hombres y 81,4 las mujeres. Para las personas de 65 años, la esperanza de vida con buena salud es de 18,7 años: 17,4 años los hombres y 19,9 años las mujeres.
La estadística publicada este lunes también contiene información relevante sobre los estilos de vida de la población española. Indica, por ejemplo, que casi dos de cada 10 personas adultas son obesas y casi cuatro de cada 10 se declaran sedentarias en su tiempo libre. Ambos problemas aumentan hasta casi duplicarse entre las personas con niveles de estudios inferiores (un 21,5% de obesidad y un 45,5% de sedentarismo). Y los valores han permanecido estables desde 2006, con un ligero descenso en el sedentarismo.
Los índices de obesidad indican que España se encuentra en el promedio de la UE, mientras que está levemente por encima en cuanto a sedentarismo.
Por otro lado, el consumo de frutas y verduras es insuficiente en dos de cada diez personas (el 23,4% de la población), 10 puntos menor que la media de los países del UE.
Tabaco y alcohol
Las adicciones también están extendidas, aunque el consumo de tabaco ha disminuido un 25,2% en el periodo 2006-2020. Casi el 20% de la población fuma a diario, un 23% de hombres y 16% de mujeres. Y el consumo de cannabis, aunque también muestra una tendencia descendente, alcanza al 21,8% de los escolares de 14 a 18 años.
Además, el 1,3% de la población realiza un consumo de riesgo de alcohol y el 11,3% de los jóvenes entre 15 y 24 años confiesa realizar un consumo intensivo mensual.
Para frenar estos índices, el Ministerio de Sanidad va a endurecer la ley antitabaco y pretende aprobar una normativa para evitar el consumo de alcohol en menores. La primera ampliará los espacios sin humo y endurecerá la regulación de los vapeadores y la segunda restringirá la venta y la publicidad de bebidas alcohólicas en ámbitos destinados a niños y adolescentes.
El informe refleja también que el 83% de los escolares de 14 a 18 años juegan a videojuegos y el 5,1% tiene un posible trastorno de adicción, el triple en chicos (7,7%) que en chicas (2,5%), aunque los índices van a la baja respecto a 2019.
En cuanto al juego problemático, se calcula que en torno al 1,7% de la población tiene un posible trastorno, también mayor en hombres que en mujeres y entre quienes admiten conductas de riesgo como el consumo de alcohol o tabaco.