El análisis de los sonidos de los animales puede utilizarse para estimar el tamaño de sus poblaciones, identificar qué especies viven en una zona determinada, comprender sus patrones migratorios y determinar los efectos negativos que pueden sufrir debido a los niveles cada vez mayores de ruido generados por la actividad humana en la mayoría de sus hábitats. Estos conocimientos son fundamentales para desarrollar estrategias de gestión y conservación ambiental y, por lo tanto, para proteger a los que corren peligro de desaparecer.

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