Aunque Eren no mató a los agresores de Tuğçe, sí que provocó, en cierta manera, que los cuatro acabaran con sus vidas entre ellos. Sus amigos han tratado de cubrir sus pasos para que nadie sospechase lo que estaba haciendo, pero en comisaría han acabado descubriendo que alguien se hizo pasar por él en el hospital.

Ceylin y Yekta le han dicho a Eren que lo defenderán y que harán todo lo posible para que no lo culpen de nada, pero él se ha mostrado muy tranquilo y ha acudido por su propio pie a comisaría para declarar.

Iclal e Ilgaz son los encargados de efectuar las preguntas a Eren. El inspector niega en todo momento que haya tenido algo que ver en la muerte de los agresores de su hijo y justifica su ausencia en el hospital con haberle dejado el banco para tumbarse a un hombre que allí estaba.

Al no tener pruebas concluyentes, Yekta y Ceylin le piden a Eren que abandone la sala y él, por última vez, le dice a Ilgaz: “Yo no he matado a nadie, señores fiscales”. Además, después de esas palabras recuerda una fábula que nos hace reflexionar sobre la importancia del entorno en el que crecemos para entender nuestros actos. ¿Saldrá ileso Eren del caso?

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