La ucraniania Yaroslava Mahuckikh, indiscutible reina del salto de altura actual, unió este domingo en París su primera corona olímpica a los títulos mundial y europeo que ya poseía. A sus 22 años no le falta nada por ganar tampoco uno de los récods mundiales más caros de la historia, el que logró arrebatar el mes pasado, precisamente en París, a Stefka Kostadinova. 37 años, desde 1987, llevaba la búlgara como reina del ranking con una marca de 2,09 con la que nadie ha podido durante varias generaciones de saltadoras. Hasta que llegó Yaroslava y sus 2,10 metros. Mucho menos tuvo que saltar en la final olímpica, que le costó algo más de lo esperado.

Pero acabó ganando, como todos esperaban. Le bastó una marca de 2,00, la misa que firmó la medallista de plata, la siempre soriente australiana Nicola Olyslagers, que aguantó en paralelo a Mahuchikh con pleno de saltos válidos hasta los 1,98 metros. Comenzó a perder el oro cuando la ucraniana saltó 2,00 a la primera. A ella le costó tres intentos, y en 2,02 ya claudicó. Una altura que también se le atragantó a la campeona, que después de dos nulos pidió el listón a 2,04, que también derribó, dejando al estadio cierto regusto de decepción, porque se esperaba que al menos intentase los 2,10 que fijan la nueva plusmarca. La nueva campeona, que no llega al 1,90 de estatura (Ruth Beitia, oro en Río 2016, mide 1,92), llegó casi de casualidad al atletismo. Su padre practicaba piragüismo y su madre gimnasia, mientras que su hermana mayor hacía karate, pero Yaroslava se acercó al atletismo en un club local.  



Fuente