En los Juegos Olímpicos de París, una imagen no deja de torturar a la nadadora Valerie Tarazi. Son decenas de cuerpos lanzándose con urgencia al agua. Son sus compatriotas palestinos sumergiéndose en el mar Mediterráneo para recuperar los paquetes de ayuda humanitaria que han caído desde el cielo. «Yo nado para competir, ellos nadan para sobrevivir», dijo en Ramala antes de emprender su viaje hacia la capital francesa. Con esa imagen, repetida centenares de veces en la Franja de Gaza a lo largo de semanas y semanas sin fin alguno, Tarazi se lanza a la piscina. «Estamos entre los palestinos más afortunados del mundo«, recordó la deportista palestino-estadounidense en referencia también a sus siete compañeros olímpicos. Estos ocho atletas palestinos, venidos de distintos rincones del mundo, compiten en París por algo más que un deporte. Pelean para que nadie olvide el sufrimiento ni la dignidad del pueblo palestino.

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