En ocasiones, desde la Junta, desde el sustituido ahora consejero de Sostenibilidad y Medio Ambiente y desde el propio presidente, han sacado pecho de que el Gobierno andaluz estaba poniendo en marcha la “revolución verde”. Poca credibilidad tiene esta falsa bandera si se tiene en cuenta el antecedente de que, si no es por las presiones de la UE y del Gobierno de España, Doñana hubiera perdido parte de los débiles acuíferos con los que cuenta ahora. Y esa línea de contradecirse con la proclamada “Green Revolution”, ahora lo vuelven a demostrar en la provincia de Almería.

La oposición a la construcción de un hotel en una zona paradisíaca y protegida del Cabo de Gata catalogado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO viene de años atrás. Ahora, tras un largo tiempo de silencio, vuelve a la palestra y con visos de que sí se va a edificar, al haber dado luz verde al mismo, el Ayuntamiento almeriense de Níjar, gobernado ahora por el Partido Popular. El Consistorio ha autorizado la rehabilitación del antiguo cortijo denominado ‘Las Chiqueras’, ubicado en el paraje Hacienda El Romeral. Con esa licencia municipal, este paraje histórico y natural se convertirá, si nadie lo remedia, en un hotel de lujo de cuatro estrellas con 30 habitaciones, piscina y 70 plazas de aparcamiento con una superficie ocupada de 2.762 metros cuadrados. Al mismo tiempo, se dañará su entorno, ya que la construcción del establecimiento hotelero traerá consigo obras para el acondicionamiento urbano para uso y disfrute de los turistas.

Se trata de una auténtica barbaridad urbanística y de un ataque a un entorno natural privilegiado, teniendo en cuenta que el futuro hotel se halla a menos de un kilómetro de la playa de Los Genoveses, en el parque natural y en una zona que es Reserva de la Biosfera. La playa de Los Genoveses linda con la vecina playa de Mónsul y está a tan solo 3 kilómetros del pintoresco y cuidado pueblo de San José.


Pese a la negativa a construir de ecologistas, asociaciones medioambientales, conservacionistas y culturales de la zona, así como de la oposición socialista, el Ayuntamiento de Níjar gobernado por el PP, ha aprobado en el pleno el expediente que autoriza la edificación en suelo rústico de este establecimiento, previo respaldo de la Junta de Andalucía. Quienes se posicionan en contra de la construcción, alegan que ese terreno está catalogado como de especial protección, por lo que se debiera garantizar el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, algo que ven totalmente incompatible con un hotel de lujo.

La responsabilidad de tamaño atentado urbanístico no solo es del Ayuntamiento nijareño, sino que es compartida con el Ejecutivo autonómico, ya que el Gobierno de Moreno Bonilla, concedió previamente la autorización ambiental unificada al proyecto, que cambia el plan inicial tras 8 años de tramitación.

Los ecologistas destacan que esta zona en la que se pretende construir el hotel es uno de los pocos espacios vírgenes que todavía perviven del litoral andaluz. Se trata de una “zona de campeo” del águila perdicera y hábitat de otras aves, como el colirrojo real o la ganga ortega, aves muy vulnerables y que, además, se encuentran protegidas por la directiva europea de Zonas de Especial Protección de Aves.

También podemos encontrar en este espacio una flora muy especial con especies en extinción tales como la efedra, el palmito, la launea o el espárrago, razones por la que la Unión Europea decidió declararlo Lugar de Interés Comunitario. En definitiva, se trata de un entorno natural donde solo el mar, la arena, la vegetación costera y los montículos que la enmarcan son los protagonistas. Un lugar en que pareciera que nos hallamos en una isla desierta. Para preservar este escenario natural y de paz, también se aprobó la restricción al tráfico de vehículos a motor en verano por los caminos de tierra que llevan a las playas de Los Genoveses, Mónsul, Barronal y Cala Carbón.

Con la excusa de que el cortijo Chiqueras se rehabilitó hace 16 años para la difusión de su patrimonio etnográfico y agroambiental como la elaboración de cuerda de esparto, labores con cereales y ganaderas, parte de sus instalaciones se usan actualmente como restaurante y salón de celebraciones para 350 personas.

El equipo de Gobierno popular de Níjar se agarra para su aprobación a que si no diera la autorización estaría prevaricando porque la Junta de Andalucía concedió hace unos meses la pertinente autorización medioambiental. De esta forma, el alcalde, José Francisco Garrido, le pasa la patata caliente a su compañero de partido, Juan Manuel Moreno Bonilla. Cierto es que sin la autorización previa de la Junta de Andalucía, el proyecto no saldría adelante.

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Más de 262.000 firmas en contra de la autorización concedida por la Junta

Pero aunque la suerte está echada y la amenaza de construcción más cercana, no todo está perdido, pues colectivos como la Asociación Conservacionista Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata, la Plataforma ciudadana ‘Genoveses sin Hotel’ y el Grupo Ecologistas Mediterráneo, se están movilizando y, prueba de ello, son las más de 262.000 firmas recogidas en contra del establecimiento hotelero. Además, han registrado un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía contra la autorización ambiental concedida por el Ejecutivo autonómico al proyecto.

Lo cierto es que durante el mandato anterior de Moreno Bonilla, la Junta de Andalucía puso en marcha la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía. Esta norma, polémica desde su aprobación, posibilita este tipo de cambios de uso, siempre que sean respaldados posteriormente por los ayuntamientos que lo consideran de interés público, algo que invalidan los ecologistas que lo entienden como un uso de “índole privada” y en unos terrenos de carácter rústico y especialmente protegidos.

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