Manuela fue encontrada un día en la calle, totalmente desorientada y sin apenas hablar. No llevaba encima ningún tipo de identificación. Alguien la trasladó al Hospital del Mar de Barcelona. Allí los médicos se fijaron en que solamente era capaz de pronunciar un juego de palabras que incluía su nombre. Tenía 70 años y buen aspecto: estaba bien vestida, limpia e incluso tenía las uñas pintadas. Los sanitarios activaron el Código Ictus.
Un día Manuela salió a la calle, se desorientó, no supo expresarse y acabó en el Hospital del Mar
Pero Manuela no estaba sufriendo un ictus ni nada parecido, sino que padece una variante minoritaria de alzhéimer, denominada afasia progresiva primaria logopénica, que se caracteriza por afectar al lenguaje y no a otras capacidades cognitivas. La mujer vivía sola y, sin familia directa, era capaz de cuidar de sí misma con esmero. Pero un día se desorientó y le resultó imposible expresar qué le pasaba, cómo se llamaba y dónde vivía. El nombre de Manuela es ficticio, pero la historia es real. El Hospital del Mar le ha dado el alta esta semana. Ha ingresado en una residencia de ancianos.
«Supimos de Manuela porque ingresó en las Urgencias después de ser encontrada en la calle sin hablar. Solo decía un juego de palabras que incluía su nombre, pero aún no sabíamos que se llamaba así. Se le hicieron pruebas para descartar un ictus u otro tipo de lesiones cerebrales», explica la neuróloga del Mar Aida Fernández Lebrero. A los médicos los confundió precisamente que la mujer tenía «buen aspecto».
Las piezas comenzaron a encajar cuando, al día siguiente de su ingreso en el hospital, una amiga de Manuela fue al CAP de su barrio a decir que hacía días que no sabía nada de ella. Dio su nombre. Los servicios sociales se pusieron en contacto con el Mar, que vio cómo la situación «encajaba». «Ahí, al darnos cuenta de que era la misma Manuela, supimos toda la historia, ya que el CAP nos dio su número de historial. Resultó ser una mujer que vivía sola, sin familia directa. Hace años empezó con alzhéimer, en concreto, con afasia progresiva, que se manifiesta con alteraciones en el lenguaje», cuenta la neuróloga.
Tras su paso por el Hospital del Mar, Manuela, que vivía sola y sin familia, ha ingresado en una residencia de ancianos
Como explica Albert Puig-Pijoan, también neurólogo del Mar, los síntomas del alzhéimer, así como en la mayoría de enfermedades neurodegenerativas, dependen de la zona del cerebro en que se acumulan, de forma anómala, una serie de proteínas y también del tipo de proteínas. «La gran mayoría de casos de alzhéiner se dan en una región del cerebro que tiene que ver con la adquisición de nueva información, de nuevos recuerdos. Pero hay un pequeño porcentaje de casos en que este acúmulo se da en regiones diferentes», dice. Es lo que ocurre en el tipo de alzhéimer que afecta a personas con Manuela.
Pasaba inadvertida
Cerca del 15% de todos los casos de alzhéimer se presentan con variables atípicas. Una de ellas es la afasia progresiva primaria. Esta tipología puede afectar al habla, pero no necesariamente a otras capacidades cognitivas. «El lenguaje se afecta progresivamente hasta llegar al punto de que no se entiende nada», dice Fernández Lebrero. Lo que le ocurrió a Manuela hasta ingresar en el Mar es aún un misterio. «Tal vez salía por su barrio, hacía sus compras sin decir apenas nada y pasaba inadvertida su situación. En su historial vimos que hace tiempo que un neurólogo le había diagnosticado alzhéimer a raíz de que ella había consultado con un dermatólogo por una lesión en la piel. El dermatólogo vio algo raro y la derivó al neurólogo», dice la doctora.
Los servicios sociales pusieron entonces en marcha la tutela de la mujer, ya que vivía sola. pero esto «nunca se acabó de resolver». «Un día salió a la calle, se desorientó, no supo expresarse y acabó en el hospital», cuenta. Fernández Lebrero explica que el tipo de alzhéimer que sufre Manuela, la afasia progresiva primaria logopénica puede ser también el síntoma de otras enfermedades, ya que hay otras demencias (que no son alzhéimer) que también presentan alteraciones en el lenguaje. Aun así, el 90% de los casos con afasia progresiva primaria logopénica se deben a la enfermedad de alzhéimer.
El alzhéimer «típico» es ese en que primero se ve afectada la memoria, la capacidad para retener información nueva, si bien con el tiempo se pierden las capacidades del día a día. Sin embargo, hay otras «variantes» de esta enfermedad que empiezan con «problemas en la conducta, en la orientación o en el lenguaje». Es el caso de la afasia progresiva. Su curiosidad es que esta última se desarrolla preservando otras capacidades.
Tratamientos
El tratamiento en todos los tipos de alzhéimer es el mismo. De momento no hay cura de esta enfermedad, pero sí hay fármacos que pueden retrasar los síntomas. «Manuela no llegó a tomárselo pese a que se lo recomendó el médico. Hacía una vida bastante sencilla. Se las arregló sola hasta ahora», explica Fernández Lebrero.
En este proceso de cuidar de Manuela ha jugado un papel la red sanitaria, la conexión entre el centro de salud y el hospital. Manuela, tras su paso por el Mar, ha ingresado en una residencia de ancianos. Los protocolos de urgencias han permitido que todo se hiciera «bastante rápido». «No es habitual encontrarnos casas así. Normalmente llevan algún tipo de identificación y la policía hace su trabajo», cuenta la neuróloga. El perfil de paciente que llega desorientado al hospital suele ser más el de consumidores de tóxicos o personas sin hogar. «Es rarísimo que llegue un caso de demencia tan avanzado como el de Manuela. Y en esta situación ha sido clave esta variante de alzhéimer que ella padece», concluye la doctora.
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