Ana Peleteiro se ha quedado con la miel en los labios en la final de triple salto de los Juegos Olímpicos de París con una sexta plaza que sabe a poco con 1,59 como mejor salto, a tan solo ocho centímetros del bronce.
La vigente campeona europea no ha encontrado desde que reinó en Roma la frescura que ansiaba y no encontró el premio a un trabajo ingente que ha realizado en los últimos meses con el oro como obsesión.
Sin embargo, se le ha resistido el salto que necesitaba, ese con el que ha soñado desde que conoció la grave lesión de su compañera de entrenamientos Yulimar Rojas. Sin la venezolana del FC Barcelona, la gloria estaba abierta.
Al igual que sucedió en la clasificación cuando saltó 14,36 a la primera (le pedían un centímetro menos), la gallega volvió a demostrar que ha llegado a París con las ideas muy claras al irse a 14,55 metros en su primer salto. Prácticamente nada más saltar la discípula de Iván Pedroso, empezó a caer una tupida lluvia sobre la pista del Stade de France… lo que no impidió que las rivales fuesen mejorando su marca.
La estadounidense Jasmine Moore saltó 14,67, la cubana Leyanis Pérez Hernández acreditó 14,62 y la jamaicana Shanieka Ricketts se fue a 14,61, marcas todas ellas al alcance de la campeona mundial junior en Barcelona en 2012.
El gran ‘problema’ llegó con Thea Lafond. La atleta de la pequeña isla de Dominica con apenas 72.000 habitantes batió el récord de su país y franqueó por segunda vez la barrera de los 15 metros con 15,02, lo que unido a los 14,87 de Ricketts situaba la plata exactamente en el récord de España que Peleteiro batió para colgarse el bronce en Tokio 2020.
Así se inició la ‘mejora’ con tres saltos extra para las ocho primeras clasificadas. Peleteiro ofreció buenas sensaciones y se la veía motivada y con muchas ganas. Tenía esa cara que pone cuando dice necesitar tener enemigos, estar enfadada a la hora de competir.
En el cuarto se fue a 14,59 y en el quinto se quedó en 14,25. El objetivo más real era revalidar el bronce, pero tan solo le restaba un intento, una última ocasión para colgarse su segunda gran medalla tras la maternidad después de su histórico oro europeo en Roma.
Los 14,85 de aquel día le habrían dado el bronce y superar su récord de España (14,85), la plata. Sin embargo, se quedó en 14,31 mientras Lafond se bañaba en oro con 15,02, Ricketts era de plata (14,87) y Moore se vestía de bronce (14,67). ¡Qué cerca estuvo esa tercera plaza!